jueves, 3 de junio de 2010

LA COMPETENCIA LECTORA

39 comentarios:

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    Composici n


    La educación que queremos


    SEMINARIO DE PRIMAVERA 2004

    I

    La competencia lectora:
    realidad y problemas páginas 5-22
    Emilio Sánchez Miguel

    II

    PISA, una apuesta para mejorar páginas 23-37
    Santiago Arellano

    III

    Un nuevo enfoque en la competencia
    lectora basado en diferentes tipos
    de comprensión páginas 39-50

    José Antonio León

    IV

    La lectura y las Humanidades páginas 51-57
    Carlos García Gual

    V

    La lectura y las Ciencias páginas 59-66
    José Manuel Sánchez Ron

    VI

    Un plan de desarrollo
    de la lectura páginas 67-74
    Mercè Viana

    VII

    Clausura páginas 75-78
    Alejandro Tiana

    E
    E
    l papel de la lectura en la
    formación, la atención
    que debe recibir en el
    conjunto de la enseñanza no
    universitaria –y no sólo en la
    corta fase de la lecto-escritura–,
    es un tema que está volviendo
    al primer plano del interés
    de profesores y responsables
    educativos. Es curioso lo que ha
    sucedido con la lectura en nuestros sistemas de enseñanza.
    Durante un largo período podríamos decir que no ha estado
    de moda. Había que fomentar otras vías de aprendizaje, había
    que superar la enseñanza memorística y libresca, pero
    lamentablemente la lectura quedó relegada, en atención
    e importancia. Quedó, eso sí, el interés y cultivo por la lectura
    libre, normalmente sobre textos creativos. Está bien, por
    supuesto, pero eso solo es insuficiente, pues la lectura es la
    destreza intelectual más importante y más solidamente
    insertada en la formación que debe proporcionar el sistema
    educativo. Y su dominio, en la amplitud de facetas que requiere
    la adquisición de información y la construcción de
    conocimiento, precisa un recorrido largo, sistemático
    y variado. Desde luego, un planteamiento bastante distinto
    de la escasa atención y el carácter voluntario de buena parte de
    la práctica que tenemos instalada hoy día.

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  2. Afortunadamente se está abriendo paso otra sensibilidad.
    Desde las evaluaciones de calidad, y en particular la más
    ambiciosa, el sistema PISA de la OCDE, que ha tomado
    la capacidad de comprensión de un texto como un indicador
    clave del rendimiento de los sistemas educativos, a los planes
    de fomento y animación de la lectura, como respuesta práctica,
    parece que se vuelve la mirada y el interés hacia esta
    capacitación básica.

    El V Seminario de primavera, siguiendo la línea de abordar
    aspectos estratégicos y prácticos de la mejora de la calidad
    de la educación, abordó el tema de la competencia lectora con
    vigor científico, amplitud de planteamientos y pluralidad
    de visiones. Esta publicación recoge las ponencias que en él
    se presentaron para su difusión entre especialistas y profesores.

    EMILIANO MARTÍNEZ RODRÍGUEZ

    Presidente de Grupo Santillana


    I
    La competencia
    lectora:
    realidad
    y problemas

    Emilio Sánchez Miguel

    Catedrático de Psicología de la Educación
    de la Universidad de Salamanca


    Ponencias
    La competencia lectora:
    realidad y problemas

    L
    L
    a tesis esencial que se defenderá
    en estas páginas1 es que no estamos
    valorando correctamente el reto
    que supone universalizar las competencias
    lectoras y, consecuentemente, somos poco
    lúcidos respecto de los logros y limitaciones
    de lo hasta ahora alcanzado. Permítaseme
    aclarar el sentido general de esta idea
    apelando a dos figuras históricas que, al
    encarnar nuestros ideales sobre el lenguaje
    escrito, pueden ayudarnos a visualizar
    la magnitud y novedad de nuestros objetivos
    educativos. La primera de ellas es San
    Ambrosio (siglo IV d. C.), quien, admirado
    por su elocuencia y determinación,
    despertaba también asombro por otra
    habilidad más prosaica y menos conocida:
    era capaz de leer sirviéndose únicamente
    del movimiento de sus ojos, prescindiendo
    –como era entonces lo habitual– de los gestos
    articulatorios que acompañan la oralización.
    Ocho siglos más tarde, el filósofo hispano-
    musulmán Averroes se ganó el respeto

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  3. (1) ADVERTENCIA: Todo cuanto sigue está basado
    en tres textos previos. Los párrafos de la
    introducción provienen de un artículo publicado en
    el número 12 de Cuadernos de Pedagogía del año
    2003 que tiene por título “La comprensión lectora”.
    El segundo apartado y las conclusiones provienen
    de otro artículo publicado en la revista Textos cuyo
    título es “¿Realmente somos conscientes de lo que
    supone alfabetizar a toda la población?”. Y
    finalmente, el tercer apartado tiene su origen
    en un texto publicado en Santillana Aula XXI
    (México) que recoge las conferencias del Segundo
    Encuentro Internacional de Educación.
    de varias generaciones de estudiosos
    occidentales por su talento “para hacer suyos”
    los textos –en aquel período poco conocidos
    y entendidos– de Aristóteles y recibió
    por ello el nombre, especialmente gráfico
    para los propósitos de este artículo, de
    “El comentador”. Llegados a nuestros días, lo
    excepcional es que alguien no haya logrado
    reunir las dos competencias encarnadas
    en tan renombrados personajes. ¡Quién
    se lo iba a decir a quienes los admiraron!
    Y así, quienes hoy día no pueden recorrer
    la página impresa a la velocidad de un rayo
    pueden ser considerados “enfermos”
    y quienes no pueden encarar el aprendizaje
    de nuevos conceptos (“comentar”) a través de
    la lectura engrosan las filas del denominado
    fracaso escolar.

    Conviene, por ello, detenernos a pensar
    en este “asombroso” acontecimiento al que
    estamos asistiendo y del que somos en algún
    grado los protagonistas: por primera vez
    esperamos que gracias a la educación todo el
    mundo consiga actuar como lo hicieron en su

    6 Seminario de primavera 2004


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    momento personas excepcionales (en otras
    palabras, es la primera vez que nos
    proponemos universalizar una competencia
    cultural tan compleja). Paradójicamente, algo
    que en realidad debería enorgullecernos
    suscita más bien decepción (¿cómo es que
    después de diez años de escolarización
    algunos alumnos no lo consiguen?) y recelos
    (¿qué está pasando con las “nuevas ideas
    educativas”?).

    En lo que sigue, intentaré desarrollar las
    ideas contenidas en la cita, deteniéndome
    en tres aspectos: a) el largo y complejo
    proceso que debe recorrer el aprendiz, b) los
    recursos que suele requerir formar personas
    expertas en otros dominios, lo que nos ayudará
    a entender el reto cultural, y c) el reto
    profesional que deben afrontar los profesores.

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  4. El reto del alumno

    El dominio del lenguaje escrito supone
    superar, como se acaba de insinuar, dos retos
    muy importantes que tienen además una
    naturaleza muy distinta. El primero consiste
    en adquirir las habilidades que permiten pasar
    de la ortografía de las palabras a su fonología
    y significado (o, en el caso de la escritura,
    de la fonología a la ortografía). Se trata de
    unas habilidades muy específicas que
    corresponden grosso modo con lo que
    habitualmente se entiende como “la
    mecánica” de la lectura. En estas páginas
    emplearemos la expresión reconocimiento
    de las palabras para referirnos a este primer
    conjunto de habilidades cuyo dominio

    constituye el primero de los dos retos (véase
    al respecto el trabajo pionero de Max
    Coltheart [1978]). Obviamente, San
    Ambrosio encarna esta conquista.

    El segundo reto supone llegar a utilizar
    esas habilidades para comunicarnos con los
    demás e interpretar (comprender) los textos
    creados por ellos. Una comunicación, como
    se ha subrayado repetidamente, a distancia
    (más allá del espacio y tiempo inmediatos),
    que requiere el desarrollo de recursos
    retóricos y cognitivos extraordinariamente
    sofisticados que se asientan en, y a la vez
    transcienden, las competencias lingüísticas
    orales (véase al respecto el influyente trabajo
    de Walter Kintsch [1998]). La labor de
    Averroes con la obra de Aristóteles refleja
    este segundo reto.

    Para complicar más las cosas, lo uno –“lo
    mecánico”– y lo otro –lo comunicativo– han
    de desarrollarse a la vez en un dilatado
    proceso que se extiende en el tiempo hasta
    llegar a alcanzar la plena competencia en la
    lectura tal y como hoy se entiende en
    Occidente.

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  5. Para entender cabalmente lo que supone
    leer como San Ambrosio, quizás sea
    oportuno sumergirnos en el desarrollo de una
    tarea2 experimental muy conocida y sencilla,
    que consiste en nombrar el color con el que
    están dibujadas las líneas de series de palabras

    (2) Por limitaciones de la edición, que no nos permite
    utilizar colores, ofrecemos en realidad una versión
    muy simplificada y pobre de la tarea. Esperamos
    que, no obstante, resulte significativa.
    7 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    como las que se presentan a renglón seguido
    (repárese en que lo que se debe nombrar es el
    color de la línea y no el nombre escrito con
    ella).

    negro blanco blanco negro

    Esta tarea apenas despertará, por su
    trivialidad, el menor interés, pero la situación
    puede cambiar sustancialmente si
    introducimos una pequeña variante:

    negro blanco blanco negro

    Aquí, la consigna es la misma: nombrar
    el color con el que está pintada cada una de
    las líneas, mas ahora el lector quizás pueda
    apreciar un extraño fenómeno. Algo parece
    empujarle a decir “negro” cuando “sabe” que
    debería decir “blanco” o a medio farfullar
    “blanco” en vez de, como sería lo correcto,
    “negro”. Esta misma interferencia, el
    denominado efecto Stroop, volverá a surgir
    ante el tercero y ante el cuarto elemento
    de la serie, sin que las experiencias anteriores
    puedan ayudar gran cosa a mitigarla. La
    explicación es muy simple: somos (“acabamos
    siendo”, más bien) tan rápidos leyendo los
    nombres de los colores como identificando
    esos mismos colores. Mejor aún: el efecto
    Stroop pone de manifiesto que no nos es
    posible decidir no leer; de la misma manera
    que no podemos negarnos a percibir un
    objeto una vez reparamos en su existencia.
    Por supuesto, podemos decidir no leer un
    libro, pero en cuanto una de sus páginas entra
    en nuestro campo visual, la lectura se adueña
    de nuestra mirada y la información del texto, de
    nuestra mente. Esto es lo que encierra la

    pericia de San Ambrosio: llegar a poder leer
    con la misma inmediatez con la que
    percibimos; una pericia que sin duda le exigió
    mucho tiempo y experiencia con los textos,
    tal y como les ocurre a todos los alumnos que
    han de seguir su senda.

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  6. Por supuesto, el alumno ha de empezar
    ese largo viaje entendiendo el “principio
    alfabético” y, por tanto, que hay una relación
    sistemática entre unidades ortográficas
    (grafemas) y unidades fonológicas (fonemas),
    y a operar de forma precisa con el sistema de
    reglas resultante. Estos logros, como
    es bien sabido, consumen buena parte de la
    actividad escolar de los primeros cursos,
    pero constituyen tan sólo el germen
    de lo que habrá de fructificar muchos años
    más tarde, cuando esas sencillas habilidades
    amplifiquen nuestra capacidad para
    comunicarnos con los demás y con nosotros
    mismos, tal y como se refleja en
    la figura del comentador Averroes.

    Entre tanto, año tras año, la experiencia
    con los textos posibilita a los alumnos
    adquirir nuevas competencias:
    metacognitivas, estratégicas, retóricas y,
    cómo no, las que no permiten rebajar las
    exigencias atencionales que demanda el
    reconocimiento de las palabras3, que es lo que
    se ilustra en el efecto Stroop. Todas ellas
    avanzan juntas y, lo que es más importante,
    se necesitan mutuamente.

    (3) Basta considerar al respecto los baremos de las
    pruebas psicométricas para constatar que la
    precisión y la rapidez aumenta curso a curso
    (TALE; el Prolec de Cuetos y Ramos, 1997).
    8 Seminario de primavera 2004


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    Sabemos así que al finalizar la Educación
    Primaria (y por tanto después de seis años de
    escolarización y de contacto permanente con
    los textos), la rapidez con la que se leen
    palabras muy familiares como “banco” y otras
    menos frecuentes como “nabucodonosor”
    ejerce una influencia más que apreciable en la
    comprensión.

    Así, en uno de nuestros trabajos tratamos
    de esclarecer el papel de las habilidades de
    reconocimiento de palabras (aquellas en que
    despuntó San Ambrosio) en la comprensión,
    una vez identificado el peso de otras variables
    cuyo efecto está muy bien documentado: los
    conocimientos previos (McKeown y otros
    [1993], McNamara y otros [1996]), la
    memoria de trabajo (Yuill y Oakhill, 1991) y
    un tipo de competencias que denominamos
    retóricas (Goodman, 2000; Sánchez y otros,
    2002) pues aluden a la capacidad de los
    sujetos para operar con marcadores textuales
    que conectan unas ideas con otras (por
    ejemplo, este fenómeno, el proceso anterior, en
    primer lugar, una primera razón, etc.). Y todo
    ello en alumnos que están concluyendo la
    Educación Primaria (etapa educativa que en

    ResponderEliminar
  7. España comprende de los 6 a los 12 años) y
    que, por tanto, han estado inmersos durante
    seis años en el mundo de los textos.

    En el estudio participaron 185 alumnos de
    sexto curso de Educación Primaria: todos los
    que en el momento de realizar el trabajo
    estaban cursando este nivel en cinco centros
    de la ciudad y provincia de Salamanca,
    excluyendo a los que no pudieron asistir
    a clase alguno de los días que comprendió
    el desarrollo de la investigación (cuatro
    alumnos). En la Tabla I figura la descripción
    de cada centro y el número de alumnos de
    cada uno de ellos que integró la muestra. En
    la tabla puede comprobarse que quedó
    cubierta gran parte de la variedad de centros
    existentes, teniendo en cuenta el organismo
    de adscripción (público o privado), su
    ubicación (urbanos céntricos, urbanos
    situados en barrios, urbanos periféricos,
    rurales) y el nivel socioeconómico de su
    alumnado (medio-alto, medio, medio-bajo y
    bajo). Para conseguir esta muestra se realizó
    una selección basada en criterios: una vez
    definida la tipología que debía incluirse, se fue
    contactando con los centros que cumplían las

    Tipo de centro Número de alumnos
    Centro Adscripción Ubicación Nivel socioeconómico participantes
    1 Privado Céntrico Medio-alto 66
    2 Público Barrio Medio 51
    3 Público Periférico Medio-bajo 32
    4 Público Periférico Medio-bajo 23
    5 Público Rural Bajo 29
    TOTAL 185
    Tabla I. Tipos de centro y número de alumnos participantes.
    9 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    diferentes características hasta completar
    la muestra.

    Para estimar la contribución del
    reconocimiento de palabras en la comprensión,
    planteamos un estudio correlacional en el
    que, además de la variable objeto de revisión,
    se tomaron medidas de las otras tres variables
    mencionadas: conocimientos previos,
    memoria de trabajo y competencia retórica.
    De este modo, si el reconocimiento de
    palabras tiene un peso significativo en la
    comprensión una vez controlado el peso de
    estas variables, podría afirmarse que, si dos
    alumnos poseen el mismo nivel de
    conocimientos sobre un tema, la misma
    capacidad para operar simultáneamente con
    distintas unidades de información verbal
    y la misma habilidad para operar con los
    elementos más sutiles del lenguaje (en esto
    consiste la competencia retórica),
    aquel que lea con mayor rapidez y precisión
    alcanzará una mayor comprensión. Nótese
    que, de ser así, una habilidad rutinaria y
    mecánica podría condicionar un proceso
    comunicativo ¡seis años después de iniciarse
    el aprendizaje!

    Para valorar el impacto de las variables
    anteriores, se obtuvieron las ecuaciones
    de regresión que permitirían, conocidos
    sus valores para un alumno determinado,
    predecir su nivel de comprensión en dos
    situaciones diferentes: el desempeño en una
    prueba estandarizada de amplia utilización
    (las “Tareas de Evaluación de Procesos
    Semánticos” de la batería PROLEC-SE
    de Cuetos y Ramos) y la calidad de un

    Con reconocimiento
    de palabras

    Sin reconocimiento

    de palabras

    Intercepta

    3,10 (4,06)**

    5,60 (5,12)**

    C. previos
    1,00 (7,45)**

    0,89 (6,48)**

    Memoria de T.

    1,03 (2,65)**

    0,88 (2,32)*

    C. retórica
    0,47 (3,99)**

    0,42 (3,61)**

    R. de palabras
    -0,03 (-3,11)**

    R2

    0,43

    0,46

    F

    47,04**

    39,42**

    Incremento de R2

    0,03

    F del incremento

    10,80**

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  8. Tabla II. Ecuación de regresión considerando como
    variable criterio el nivel alcanzado en una prueba
    estandarizada de comprensión (N = 185). Entre paréntesis
    se indica la t de Student asociada a los coeficientes de la
    variable. Los asteriscos indican la significatividad de cada
    valor: dos asteriscos si p es menor o igual al 0,01; un
    asterisco si es mayor que 0,01 y menor que 0,05.

    Con reconocimiento
    de palabras

    Sin reconocimiento

    de palabras

    Intercepta

    0,01 (0,01 pns)

    1,9 (2,06)*

    C. previos
    0,40 (2,58)*

    0,35 (2,33)*

    Memoria de T.

    0,82 (2,37)*

    0,60 (1,78 pns)

    C. retórica
    0,07 (1,63 pns)

    0,05 (1,17 pns)

    R. de palabras
    -0,02 (-2,80)**

    R2

    0,29

    0,36

    F

    9,93**

    10,10**

    Incremento de R2

    0,07

    F del incremento

    7,87**


    Tabla III. Ecuación de regresión considerando como
    variable criterio el nivel de comprensión mostrado en el
    resumen (N = 77). Entre paréntesis se indica la t de
    Student asociada a los coeficientes de las variables.
    Los asteriscos indican la significatividad de cada valor: dos
    asteriscos si Z o F es menor o igual al 0,01; un asterisco si es
    mayor que 0,01 y menor que 0,05.

    10 Seminario de primavera 2004


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    resumen elaborado tras la lectura de un texto
    expositivo representativo del nivel educativo
    de los participantes (véase más adelante).
    Nótese que estas dos posibilidades de
    evaluación de la comprensión dan cabida a
    buen número de los procedimientos
    empleados, tanto en el ámbito de
    la intervención psicopedagógica, como en el
    trabajo habitual en el aula. En la primera
    situación participó el total de la muestra
    (N = 185), mientras que, para la segunda, se
    seleccionó al azar a un subgrupo de 77
    alumnos.

    ResponderEliminar
  9. Por lo tanto, hemos obtenido dos
    ecuaciones de regresión distintas. En una de
    ellas (N = 185) hemos empleado como
    variable criterio el nivel de comprensión
    alcanzado en una prueba estandarizada
    (Tabla II) y, en la otra (N = 77), la calidad de
    un resumen (Tabla III). En ambos casos se han
    tomado como variables predictoras: los
    conocimientos previos, la memoria de trabajo,
    la competencia retórica y la variable sometida
    a contraste (reconocimiento de palabras).

    Estos resultados nos pueden ayudar a
    entender que los alumnos necesitan muchos
    años antes de alcanzar las competencias
    deseadas. Si lo acabamos de ver respecto de
    las más simples, ¿qué no ocurrirá en el caso
    de las más complejas como por ejemplo en la
    competencia retórica? La cuestión es que
    quizás sea bueno admitir que, durante esos
    años, los alumnos inevitablemente deben
    enfrentarse a tareas (textos) que en cierta
    medida presuponen competencias que de
    hecho aún no han desarrollado. Por supuesto,

    los profesores se quejan, comprensiblemente,
    de que sus alumnos no comprenden lo que
    leen, pero la moraleja de estos datos es que
    muy probablemente eso es lo esperable, al
    menos si los dejamos solos con los textos. Por
    eso la educación, la ayuda prestada
    intencionalmente por los demás, es tan
    importante. Una ayuda que debe ofrecerse
    durante un dilatado período de tiempo,
    renunciando al espejismo de que la
    comprensión pueda adquirirse de una vez por
    todas y para siempre. Parece más razonable
    pensar que la relación entre los alumnos y los
    textos debe estar mediada por la labor del
    profesor, que ha de guiar la atención del
    alumno a lo que éste por sí mismo no pueda
    considerar u ofrecer directamente lo que
    aquél no pueda realizar sin su ayuda.

    Los datos aquí recogidos sugieren
    igualmente que sería ingenuo pensar
    únicamente en ayudas dirigidas a la
    naturaleza comunicativa que une al lector con
    los textos. Hay quien, pensando sin duda
    en los excesos de la educación tradicional
    hacia los procesos de bajo nivel, exhorta a
    subrayar la dimensión comunicativa del
    lenguaje escrito, como si el mero hecho de
    suscitar la comunicación garantizara que los
    alumnos fuesen a desarrollar todos los
    recursos que ese proceso demanda. Estas
    ideas son muy atractivas, pero quizás no
    hagan justicia a la complejidad de la tarea
    que han de asumir los profesores y desde
    luego no estarían justificadas plenamente por
    los datos aquí presentados, que reclaman más
    bien la necesidad de atender
    sistemáticamente y, eso sí, desde el principio,

    11 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    los dos frentes: el que nos lleva a San
    Ambrosio y el que conduce a Averroes.
    Repárese en que decimos “atender los dos
    frentes desde el principio”, pues sería absurdo,
    volviendo de nuevo a los datos, esperar a que
    los alumnos sean como San Ambrosio para
    iniciar el trayecto que lleva a Averroes. El
    dominio del lenguaje escrito, como cualquier
    habilidad compleja, supone combinar un
    puzzle de competencias, y ese puzzle se tarda
    en armar. Como consecuencia, los alumnos
    deben avanzar enfrentándose a tareas que
    presuponen lo que aún no tienen plenamente
    logrado. El reto es inmenso y los profesores
    deben ser los primeros en saberlo para poder
    entender cabalmente las dificultades que ellos
    mismos experimentarán en su esfuerzo por
    ayudar.

    ResponderEliminar
  10. Por todo ello resulta tan importante que
    los conocimientos sobre la lectura sirvan
    antes para tomar conciencia de esa
    complejidad y de la inevitabilidad de las
    dificultades que han de afrontarse, que para
    promover unos cambios que, sin respetar esa
    complejidad, podrían verse frustrados.

    El reto de la cultura

    Estos datos no resultarán del todo
    comprensibles si no encontramos con
    qué compararlos, lo que es un verdadero
    problema dado que, como ya hemos
    sugerido, nunca se ha emprendido una
    empresa educativa de tal calibre. Pero si no
    podemos encontrar otro ejemplo en el que se
    persiga que todos alcancen una competencia
    completa en algún dominio, al menos sí cabe

    considerar lo que se precisa para conseguir
    que algunos sean completamente expertos en
    algo, tal y como acontece en nuestros días en
    el caso de atletas o músicos de primer nivel.
    Es una fortuna que podamos apelar a un
    trabajo tan consistente como el de K. A.
    Ericsson sobre el trayecto que conduce a ser
    experto. Atendiendo a sus hallazgos, cabe
    mencionar tres condiciones que parecen
    críticas y que son muy relevantes para
    nuestros propósitos como enseguida veremos.

    La primera de ellas se recoge en la
    denominada regla de los diez años, que se basa
    en el hallazgo de que para llegar a ser experto
    se requiere una experiencia de formación
    muy prolongada en el tiempo que supera
    habitualmente los diez años4. La regla es
    relativamente independiente de la edad en la
    que se inicia la formación, lo que impide
    interpretarla como un epifenómeno de la
    maduración física o mental (aunque ésta sea
    decisiva, especialmente en algunos dominios).
    En la Figura I se refleja gráficamente cómo
    suele ser la evolución de la competencia a lo
    largo del tiempo.

    Un segundo hallazgo es que cuanto más
    exigencia se alcance, menos practicantes cabe
    encontrar. En la Figura II se hace notar eso
    mismo al mostrar cómo el número
    de participantes disminuye en la misma
    medida en que se eleva el nivel de
    exigencia. Dicho en otros términos, si se deja

    (4) La regla fue establecida por primera vez en el
    trabajo pionero de Simon y Chase (citado en
    Ericsson y Lehmann, 1996) sobre jugadores de
    ajedrez de nivel internacional.
    12 Seminario de primavera 2004


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    la formación en una competencia al criterio
    de los propios interesados, cabe encontrar
    esa misma curva descendente,
    lo que de rebote nos obliga a considerar el
    papel de la escolarización en nuestra
    sociedad.

    La tercera condición es que los aprendices
    experimenten lo que Ericsson denomina

    Figura I

    Nivel de competencia internacional


    10
    Años de formación


    Cuanto más, menos
    una práctica deliberada, que en esencia
    contiene dos condiciones generales:

    a) el aprendiz debe plantearse la tarea con
    la idea en mente de mejorar su nivel de
    ejecución (lo que requiere construir una
    meta clara que suponga un reto
    accesible),

    b) el aprendiz debe comprometerse con la
    tarea de tal manera que busque alcanzar
    la mejor ejecución posible.

    La regla de los 10 años
    Por ello, conviene señalar que los ejercicios
    realizados de manera rutinaria, mecánica o a
    ciegas no constituyen una práctica deliberada.
    De igual modo, deben excluirse las
    actividades dirigidas a la diversión o a la
    exhibición de la competencia. La práctica
    deliberada requiere, pues, determinación,
    energía, supervisión y atención sostenida.
    El interés del trabajo de Ericsson es haber
    demostrado que este tipo de actividad
    formativa es una condición omnipresente en
    las trayectorias de los expertos en las más
    diversas áreas. Obviamente, y volviendo de
    nuevo a las dos condiciones de la práctica
    deliberada, ni es fácil encontrar un reto
    accesible y claro, especialmente cuando se
    trata de una experiencia prolongada de la
    misma actividad, ni es tampoco despreciable

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  11. Nivel de competencia

    Figura II

    Número de personasNivel local
    Nivel regional
    Nivel nacional
    Nivel mundial
    Nivel de competencia


    el esfuerzo que conlleva poner en juego lo
    mejor de uno mismo.

    En definitiva, llegar a dominar una

    competencia compleja requiere

    habitualmente mucho tiempo, apoyo cognitivo

    y emocional, y un compromiso sostenido con la

    tarea.

    13 La competencia lectora, clave del aprendizaje



    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    Es ahora el momento de retornar al reto
    educativo de universalizar una competencia
    tan compleja como la del lenguaje escrito, y
    aquí cabe detenernos en estos tres puntos:

    En primer lugar, que hemos de
    proporcionar diez o más años de éxito a
    todos. Es ahí donde podemos valorar con
    claridad la envergadura del reto asumido
    respecto de la lectura. Conviene subrayar en
    este punto de la argumentación una
    complicación adicional: que el lenguaje
    escrito no sólo es un instrumento para
    participar en las tareas escolares, sino un
    resultado de esas mismas experiencias. Es
    importante insistir en que de esta doble
    relación entre “éxito en la lectura” y “éxito en
    el currículo” sólo se suele contemplar la
    primera parte, esto es, que el lenguaje escrito
    es un instrumento para aprender otros (la
    mayor parte, en realidad) contenidos
    académicos, y que, por ello, debemos
    subrayar la segunda faceta de esta compleja
    relación, esto es, que es la necesidad de
    aprender “esos otros contenidos” lo que
    obliga a ampliar la competencia en el
    lenguaje escrito. En otras palabras, la lectura
    determina el éxito curricular, pero lo
    contrario es igualmente cierto: el éxito
    curricular es decisivo para el aprendizaje del
    lenguaje escrito. Esto quiere decir en último
    término que necesitamos proporcionar diez
    años de éxito escolar y no sólo de éxito con
    la lectura.

    Una segunda consecuencia que cabe
    derivar de este examen por los trayectos
    seguidos por quienes acaban siendo expertos

    es que el apoyo social y emocional es muy
    personalizado e intenso; algo que no es fácil de
    trasladar a la enseñanza formal. Una parte
    de ese apoyo proviene además del hecho
    mismo de verse con un nivel de competencia
    superior a los demás, lo que resultará inviable
    cuando se universalice el dominio de una
    determinada competencia.

    Finalmente, no puede pasar desapercibida
    la existencia de diferencias individuales que
    quedan canalizadas cuando es el interesado
    quien decide proseguir o no el proceso de
    aprendizaje, lo que de nuevo ya no es posible
    en un proyecto universalizador.

    La cuestión no es, sobra decirlo, renunciar
    a universalizar el dominio del lenguaje escrito,
    sino tomar nota de la extraordinaria
    novedad de semejante empresa. Y de aquí
    se desprende una consecuencia de cierta
    importancia: habrá que descartar la
    posibilidad de que el camino a seguir pueda
    determinarse de antemano. Contamos, sí, con
    un proyecto cultural y político irrenunciable,
    pero no con todos los elementos necesarios
    para desarrollarlo. Esos elementos deben ser
    elaborados en un esfuerzo sostenido en el
    tiempo y para ello parece imprescindible
    partir en cada momento de ese hipotético
    trayecto de lo que ya se hace. Lo que nos
    lleva a un nuevo problema: hay un
    inquietante desequilibrio entre conocimientos
    prescriptivos y descriptivos.

    ¿Cuántas propuestas de trabajo podemos
    encontrar en la bibliografía al uso en las que
    se intenta ordenar la vida del aula apelando a

    14 Seminario de primavera 2004


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    ciertos principios, argumentos o valores?
    Probablemente haya acuerdo en que el
    mundo impreso está lleno de propuestas de
    este tipo. Admitido este punto, cabe
    adentrarnos en la respuesta a estas otras dos
    cuestiones:

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  12. ¿Cuántos trabajos describen lo que
    realmente “hacen” los profesores al respecto?
    Y decimos describir, no juzgar; esto es,
    decimos exponer de una manera que haga
    inteligible y comprensible lo que realmente
    ocurre entre unos alumnos, un texto y un
    profesor en un aula (especialmente, las
    posibles limitaciones). Conviene en este punto
    realizar otra aclaración: que describir no es lo
    mismo que ilustrar con algunas prácticas
    especialmente elegidas el desarrollo de esos
    principios, valores y argumentos, sino
    recoger, como lo haría un naturalista, lo que
    acontece entre profesores “normales” que
    trabajan con alumnos “normales” y sobre
    textos igualmente “normales”. La respuesta a
    esta pregunta es que no podremos encontrar
    muchos trabajos de este tipo. Naturalmente,
    el problema es que es difícil cambiar
    aquello que no se conoce ni se comprende
    bien. ¿No decimos los académicos
    que los profesores deben partir de lo que
    realmente piensan y hacen sus alumnos?
    ¿Entonces...?

    Finalmente, quisiéramos plantear esta
    última cuestión: ¿cuántos trabajos describen
    las dificultades (que habrá que pensar han de
    ser inevitables) que experimentan los
    profesores cuando intentan dar un paso
    adelante en los cambios que se suscitan de

    una u otra manera? De nuevo, entiendo que
    tales trabajos brillan por su ausencia.

    Para mayor claridad, lo que estamos
    sugiriendo es que hay un amplísimo número
    de trabajos en los que se prescribe, por
    ejemplo, que los profesores deben ser
    prácticos reflexivos o deben enseñar
    estrategias o deben proponer experiencias
    de aprendizaje llenas de significado y sentido,
    pero escasean los que describen lo que
    profesores “normales” realmente llevan a
    cabo respecto de estas metas y brillan por
    su ausencia los que aclaran las dificultades de
    quienes intentan dar un paso para ser más
    reflexivos, estratégicos o significativos. ¿O es
    que alguien piensa que esas dificultades no
    existen? Y si admitimos que existen, ¿cómo
    es posible que no sean objeto de estudio?

    El reto del profesor

    Apelando a estas ideas, hemos
    argumentado recientemente (Sánchez, 2001)
    que la investigación educativa debe reunir e
    integrar estos cuatro tipos de conocimientos
    para poder contribuir significativamente al
    cambio: encontrar argumentos (1) y
    evidencias (2) que justifiquen una innovación.
    Además, describir (3), volviéndolas
    inteligibles, las prácticas que habitualmente se
    llevan a cabo. Finalmente, describir (4),
    también, las dificultades que experimentan
    los profesores que quieren cambiar cuando
    dan los primeros pasos. Reunidos
    estos conocimientos, será posible buscar
    conjuntamente (unos y otros) modos de

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  13. 15 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    resolver las dificultades identificadas. Hemos
    llevado a término estas ideas en dos ámbitos
    diferentes: el del asesoramiento (Sánchez,
    2000) y el de la enseñanza de estrategias de
    comprensión (Sánchez, Rosales y Suárez,
    1999). Y en los dos casos hemos identificado
    la existencia de importantes obstáculos que
    impiden consolidar los cambios, esos cambios
    que, por lo que se ve, no nos cuesta mucho
    trabajo proponer... a los demás.

    De manera más concreta, hemos analizado
    13 interacciones (Sánchez, Rosales, Suárez
    y García, 1999) en las que un profesor y un
    grupo de alumnos acometen la lectura de un
    texto. De esos análisis se desprende que lo
    que denominamos el texto público (esto es,
    el conjunto de comentarios que surgen de lo
    leído) tiende a resultar fragmentario y que
    la participación de los alumnos puede ser
    calificada como de bajo nivel. Dicho en otras
    palabras, aunque es verdad que la lectura
    transcurre como una actividad conjunta en la
    que los profesores apoyan el proceso de
    lectura e interpretación, las ayudas prestadas
    no siempre dirigen la mente de los alumnos
    a lo que es central en los textos que se
    consideran. Pueden, sí, tener éxito en las
    tareas o preguntas que se les hacen, pero
    incluso quien las resolviera correctamente
    podría no comprender el texto objeto de
    atención.

    Poco cuesta “juzgar” estas prácticas y
    subrayar lo alejadas que están de nuestros
    ideales educativos. Y es aquí donde empieza
    a concretarse el problema que motiva este
    tercer apartado, pues el contraste entre lo que

    se hace y lo que se debería hacer resulta poco
    menos que insoportable:

    ¿Cómo puede perderse el tiempo en
    preguntas de tan escaso valor?


    ¿Cómo tienen tan escaso papel los
    alumnos?


    ¿Cómo es posible que se separe la lectura y
    la comprensión?

    ¡Es tan evidente! Y, sin embargo, la
    cuestión es que según lo expuesto debemos
    “comprender”, lo cual es muy difícil, eso que
    nos resulta tan fácil “juzgar”. Debemos, pues,
    reiterar que antes de suscitar cambios hacia
    un determinado ideal (prescripción) es
    necesario comprender aquello que queremos
    cambiar (descripción). Así que las preguntas
    que proponemos son otras muy distintas a las
    anteriores:

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  14. ¿Qué es lo que lleva a los profesores a
    hacer esas preguntas?


    ¿Qué les lleva a dar tan escaso papel a sus
    alumnos a la hora de encontrar una
    respuesta?

    ¿Por qué tienden a separar la lectura de los
    textos de la comprensión?

    Naturalmente, para encontrar una
    respuesta a estas tres últimas cuestiones
    podemos formulárselas directamente a los
    profesores, pero muy probablemente sus
    respuestas no serán muy detalladas (ellos
    mismos pueden no ser enteramente
    conscientes de sus decisiones). Por esa razón,
    hemos seguido otro camino: analizar

    16 Seminario de primavera 2004


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    deliberadamente las dificultades de quienes
    intentan cambiar en la dirección comentada.
    La idea es muy simple: es más fácil acceder al
    sentido implícito de las acciones cuando esas
    acciones son objeto de cambio, todo lo cual
    nos lleva al segundo paso enunciado.

    Con esta idea en mente, hemos llevado a
    cabo un análisis pormenorizado de seis
    experiencias de formación con grupos de
    profesores de otros tantos centros. En todas
    estas experiencias se seguía el mismo
    planteamiento: se partía de un análisis en
    vídeo de las interacciones de profesores y
    alumnos (y/o de una transcripción de esas
    interacciones), se discutía la manera
    de introducir cambios hacia un texto público
    coherente y un alto nivel de participación del
    alumno, se volvía a grabar a los profesores y
    se repetía el análisis y la búsqueda de
    alternativas para resolver lo que se
    considerara mejorable en el nuevo análisis.
    Las evidencias que siguen provienen de tres
    de esas seis experiencias de formación, en las
    que contamos con al menos un observador
    participante y con grabaciones en audio de la
    mayor parte de las sesiones que fueron
    ulteriormente transcritas y analizadas. A
    partir de este material, se identificaron los
    desencuentros o situaciones que resultaron
    problemáticas, esto es, situaciones en las que se
    apreciaron dificultades para trabajar juntos,
    bien fuera al analizar los textos, bien al
    comentar las interacciones o al diseñar las
    propuestas de cambio que se veían
    apropiadas. Una vez identificadas, se procedió
    a definirlas y tipificarlas, extrayendo lo que
    tenían en común.

    La primera dificultad identificada fue la
    siguiente. En nuestro planteamiento
    prescriptivo (texto público coherente con alta
    participación del alumno), el texto, esto es,
    cada texto, tiene una entidad propia. Dicho
    en otras palabras: reclama un proyecto
    propio sin el cual no podría generarse un
    texto público coherente en el que los alumnos
    tengan una voz potente. Esta visión choca
    con el modo como son tratados los textos en
    el aula. Así, por ejemplo, cuando
    planteábamos a los profesores esta pregunta:
    ¿para qué merece la pena leer este texto?,
    encontrábamos frecuentemente respuestas
    que nos resultaban demasiado generales o
    incluso alejadas del contenido del texto que
    estábamos sometiendo a consideración. En
    otras palabras, en el aula el sentido que pueda
    tener un determinado texto está alimentado
    por el conjunto de actividades que lo rodean
    y sobre las cuales no hay un control tan
    concienzudo como el que requiere la mayor
    parte de las propuestas educativas. Por
    supuesto, la cuestión es que operando con un
    objetivo muy amplio es posible ser flexible y
    asistemático; algo que permite un buen ajuste
    al clima que se respire en cada momento: si el
    texto resulta pesado, se puede abandonar; si
    algo no se entiende o el texto no lo explica
    bien, se puede completar con una aclaración
    oral...

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  15. Obviamente, ese modo de proceder puede
    resultar a los ojos de quien adopte la visión
    “experta” o prescriptiva un tanto deslavazado
    y descomprometido, pero si queremos ayudar
    a cambiar debemos considerar las ventajas del
    modo de proceder espontáneo. Por tanto, la

    17 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    cuestión ahora no es valorar si es mejor partir
    de un microproyecto muy preciso para un
    texto (con el orden que esto proporciona) o
    desde un objetivo amplio que sólo
    tangencialmente se ve reflejado en el texto
    concreto que tenemos entre manos (con la
    flexibilidad que de ello se desprende), sino
    tomar nota de que hay una cierta
    incompatibilidad entre lo que se hace
    y lo que se propone hacer. Una
    incompatibilidad que sin duda puede
    resolverse buscando un equilibrio entre
    ambas posiciones, pero este deseado
    equilibrio pasa, y eso querríamos resaltarlo,
    por reconocer en la acción de los profesores
    unos valores que pueden pasar
    desapercibidos en una primera lectura. De
    ello se desprende además otra consecuencia:
    operar únicamente con la dimensión
    prescriptiva puede llevarnos a proponer
    cambios que no puedan conectarse en el
    modo de actuar de los profesores y que, por
    tanto, pueden ser efímeros.

    Una segunda dificultad, que en cierta
    medida concreta aún más la anterior, nace del
    siguiente hecho: la comprensión es un
    proceso efímero y opaco, y por ello poco
    favorable a que se intervenga durante su
    transcurso. Las voces de los profesores
    son muy elocuentes al respecto:
    “¿No perjudicaremos la comprensión
    si interrumpimos la lectura?” “¿Dónde

    o cuándo intervenir si no sabemos lo que
    están haciendo o pensando los alumnos
    mientras leen?”. Quizás, por ello, los
    profesores tienden a separar la lectura del
    texto y la comprensión (relegada a las tareas
    de evaluación mediante las que se aprecia si
    se ha entendido o no). Y quizás también por
    esta razón operan en los aspectos más visibles
    (la lectura y significado de las palabras) y no
    en los invisibles, que son también relevantes
    y que no pueden ser objeto de un escrutinio
    inmediato (las relaciones entre las ideas). De
    igual manera, quizás resulte más
    comprensible otra de las características ya
    mencionadas en el modo habitual de
    plantearse la lectura en el aula: tras
    una primera lectura completa del texto, los
    profesores inician una serie de preguntas en
    las que es difícil apreciar un plan o hilo
    conductor, pues más bien parece que cada
    pregunta depende de la respuesta dada a la
    anterior. Dicho en otras palabras: se hacen
    preguntas sobre el texto, sí, pero no se exploran
    sistemáticamente sus contenidos o relaciones.

    En definitiva, el texto se usa de forma
    inmediata y, como se desprende de nuestra
    argumentación, parece necesario operar de
    forma mediatizada desde lo que hemos
    denominado una conciencia del texto.

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  16. Es importante destacar que no estamos
    diciendo que haya una única conciencia para
    cada texto a la que todos los profesores
    deben llegar inevitablemente. Al contrario,
    entendemos que caben muchas conciencias
    diferentes para un texto concreto. Lo decisivo
    a nuestro juicio es que se formule
    deliberadamente alguna y no si es más o
    menos explícita, o más o menos cerrada.

    ¿Cuál es entonces la dificultad? La
    respuesta es muy simple: las propuestas de

    18 Seminario de primavera 2004


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    intervención en la comprensión asumen un
    punto de vista mucho más analítico sobre los
    textos del que tienen los profesores. Y como
    ocurría en el caso anterior, no se trata tanto
    de comparar esas dos miradas como de hacer
    ver su existencia. Nuestro trabajo con los
    profesores nos ha llevado a prestar una gran
    atención a esta cuestión y a apreciar las
    dificultades, a veces llamativas, que
    encontramos en ellos cuando les pedimos
    asumir nuestro punto de vista: precisar qué
    es exactamente lo que persiguen con la
    lectura de los textos que ellos mismos eligen
    trabajar en el aula. Esta dificultad puede
    parecer que tiene fácil arreglo, pero es
    importante señalar que si se toma conciencia
    del texto, es inevitable tener que hacerlo de la
    unidad didáctica (lo que nos remite al
    problema anterior). Ahora bien, ¿cuánta
    conciencia es posible y/o necesaria? En
    realidad, eso es justo lo que no sabemos del
    todo y necesitamos estudiar con los propios
    profesores.

    La tercera dificultad tiene que ver con el
    énfasis que ponemos en nuestro
    planteamiento en el modo de operar con los
    textos (las estrategias empleadas) y no tanto
    en lo que se extrae de ellos (el contenido),
    mientras que los profesores están más bien
    interesados en esto último. El modo como se
    encara un (posible) error de interpretación
    del alumno pone de manifiesto estas dos
    actitudes. Nosotros, como respuesta a un
    error de interpretación, propondríamos un
    “retorno al texto” y buscar allí (en el texto o
    en el modo como se ha leído) el origen de tal
    error; los profesores con los que hemos

    colaborado tienden más bien a clarificar
    oralmente lo que no se ha comprendido.
    Como consecuencia, los alumnos pueden
    llegar a entender a su profesor, pero su
    competencia con los textos quizás no se vea
    ampliada tras esta experiencia.

    Aún me divierte recordar cómo, incluso
    cuando se había planificado con un grupo de
    profesores con los que trabajábamos un
    modo muy detallado de actuar ante un texto
    concreto, llegado el momento de examinar
    las grabaciones de lo que realmente había
    acontecido, observábamos atónitos cómo ese
    mismo profesor que había colaborado en
    desarrollar un determinado microproyecto
    para un determinado texto abandonaba ese
    plan ante la primera dificultad de los alumnos
    con alguno de los conceptos desarrollados en
    el texto y se adentraba en un tipo de
    actividades en las que el texto, ese texto que
    tanto habíamos trabajado, quedaba sepultado
    bajo toneladas de ejemplos, explicaciones,

    ResponderEliminar
  17. etc., de las que ese mismo profesor se sentía,
    legítimamente, orgulloso. Resumiendo, los
    profesores están sumamente sensibilizados
    hacia los conceptos o contenidos de los que
    se sienten responsables, mientras que los
    expertos en la comprensión están interesados
    en incrementar la competencia de los
    alumnos para operar con los textos. Por
    supuesto, ambas preocupaciones son
    igualmente legítimas y, por ello, la
    intervención que proponemos consiste en
    encontrar junto con los profesores “nuevos
    modos” (no previsibles desde el saber
    externo) de dar satisfacción a ambas
    preocupaciones.

    19 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    Conclusiones

    Las tres reflexiones tienen en común
    la sugerencia de que diferentes aspectos de la
    alfabetización tienden a ser minimizados. En
    primer lugar, se minimiza el reto cultural que
    supone alcanzar la plena alfabetización para
    toda la población. En segundo lugar, se
    minimiza el reto didáctico de conseguirla en
    cada individuo concreto. En tercer lugar, se
    minimiza también la tarea de los profesores al
    intentar introducir los cambios que se
    proponen desde distintas orientaciones
    y puntos de vista.

    Si cabe alguna conclusión para centrar
    estas reflexiones, sugerimos las siguientes:

    a) La universalización de la plena
    alfabetización (tal y como aquí ha sido
    definida) es un proyecto cultural y político
    irrenunciable, pero inédito: nunca antes
    ninguna sociedad se ha planteado
    semejante empeño en ningún otro
    dominio. Estamos pues realizando un
    experimento cultural extraordinario.

    b) Dada la novedad y magnitud del empeño,
    debemos ser cautos a la hora de interpretar
    las evidentes muestras de que NO lo
    estamos consiguiendo; más claramente,
    podemos llegar a pensar que estamos
    creando una generación de analfabetos
    justo en el momento en el que contamos
    con más personas plenamente
    alfabetizadas que en ningún otro momento
    de la historia de la humanidad. ¡Alguna
    responsabilidad tendremos al respecto!

    c) Necesitamos tiempo para desarrollar los
    recursos necesarios para enfrentarnos a

    este ambicioso objetivo; dicho en otros
    términos: tenemos, como ya se ha
    indicado, un proyecto cultural y político
    irrenunciable, pero no TODOS los
    recursos necesarios para afrontarlo.

    ResponderEliminar
  18. d) Para avanzar de forma realista en esta
    dirección es necesario un mayor diálogo
    entre las distintas orientaciones que muy
    probablemente conduzca al
    reconocimiento de que el dominio del
    lenguaje escrito encierra tensiones que no
    son fácilmente canalizables. Un diálogo
    que debe ser propiciado por los medios de
    comunicación académica y profesional,
    evitando un compromiso prematuro con
    una determinada opción. Se sobreentiende
    que los profesores deben ser avisados de la
    complejidad de su tarea, antes de ser
    alentados a apostar por una u otra
    metodología, y que es responsabilidad de
    los medios suscitar esa conciencia de la
    complejidad. Para mayor claridad, lo que
    se desprende de cuanto hemos expuesto es
    que quizás no tenga sentido buscar una
    respuesta a todo el problema y debamos
    conformarnos con algo más sensato y, en
    realidad, exigente: mantener un ritmo
    sostenido de cambio.

    e) Finalmente, para propiciar ese cambio
    sostenible es necesario empezar a exigir a
    la investigación educativa un mayor
    equilibrio entre la dimensión prescriptiva
    (que es también irrenunciable) y la
    descriptiva. Creemos que es así como se
    pueden asentar las innovaciones. De
    hecho, sugeriríamos como indicador de la
    madurez de una propuesta el que se haga

    20 Seminario de primavera 2004


    La competencia lectora: realidad y problemas

    Ponencias

    explícito en ella las dificultades que

    contiene su posible desarrollo.

    Así pues, y en conclusión, todos
    (profesores, académicos, alumnos) necesitamos
    cambiar o aprender, y todos necesitamos
    tiempo, quizás mucho tiempo, para poder
    hacerlo. De momento, sugeriría que tanto los
    profesores como los académicos nos
    sintiéramos más bien orgullosos de participar
    en esta fascinante empresa y no acobardados
    por la difusa sensación de que “las cosas no se
    están haciendo bien”. Si estas páginas tienen
    algún valor, es el de haber argumentado que
    es imposible “hacer las cosas bien” y que,
    justamente por eso, lo único a lo que cabe
    aspirar es a intentar hacerlas mejor;
    simplemente, cada vez mejor.

    ResponderEliminar
  19. Bibliografía

    BELINCHÓN, M., IGOA, J. M. Y RIVIÈRE, A. (1998).

    Psicología del lenguaje. Investigación y teoría.

    Valladolid: Trotta.

    COLTHEART, M. (1978). Lexical access in simple reading
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    21 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    La competencia lectora: realidad y problemas

    ResponderEliminar
  20. Ponencias

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    psicopedagógico: un estudio observacional sobre las
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    22 Seminario de primavera 2004


    II
    PISA, una apuesta
    para mejorar

    Santiago Arellano

    Director del Instituto Nacional de Evaluación y Calidad
    del Sistema Educativo (INECSE)


    Ponencias
    PISA, una apuesta para mejorar

    N
    N
    o creo que nadie dude de que el año
    2001 se convirtió en un hito en la
    historia de la educación española. La
    publicación de los resultados de la evaluación
    del Proyecto PISA puso en alerta, y yo diría
    que hasta en contienda, a la sociedad
    educativa española. Los resultados eran
    indiscutibles. Eran los que eran. Pero habían
    confirmado evaluaciones como las que dirigió
    y sacó adelante magistralmente D. José Luis
    García Garrido1. El nivel cuantificado de
    lectura en comparación con el resto de las
    naciones de la OCDE era el siguiente:

    NIVEL OCDE ESPAÑA

    5 10% 4%

    4 22% 21%

    3 29% 33%

    2 22% 26%

    1 12% 12%

    Por debajo del nivel 1 6% 4%

    España ocupaba en habilidad lectora el
    número 17 como opción optimista; porque
    podía encontrarse también, con menos
    optimismo, en el número 21. No podía
    consolarnos la posición del resto de los países
    mediterráneos. Los 493 puntos nos situaban
    por debajo de la puntuación media. Como
    cabía esperar, apareció en el escenario
    político la descalificación y la exaltación de
    los sistemas educativos. Y por ecléctico que
    les pueda parecer mi juicio, unos y otros
    tenían razón. El 21, 33 y 26% dejaban a las
    claras que España había conseguido una
    educación generalizada homogénea y en ese


    sentido bastante igualitaria. Pero no menos
    cierto es que se estaban desaprovechando los
    alumnos mejor dotados. Como se afirma en
    el informe “Conocimientos y destrezas de los
    alumnos de 15 años-Resultados en España
    del estudio PISA 2000”, “los resultados
    obtenidos en España están lejos de alcanzar
    un alto grado de excelencia –sin suponer por
    ello un pronunciado fracaso– pero son muy
    aceptables en cuanto a equidad,
    especialmente en lectura”.

    ResponderEliminar
  21. Ese 4% de alumnos brillantes en
    comparación, siquiera, con la media de la
    OCDE, un 10%, era una llamada de atención
    a las conciencias de los educadores y de la
    sociedad en general. Por ello, en el mismo
    informe, en la pág. 21, se nos advierte:
    “Desde el punto de vista de la excelencia
    puede afirmarse que los resultados en las dos
    primeras materias –lengua y ciencias– no
    suponen un fracaso, pero sí son mediocres”.

    (1) INCE: “Diagnóstico del Sistema Educativo. La
    escuela secundaria obligatoria”, 1997. 2. “Los
    resultados escolares”. Madrid, MEC, 1998.
    24 Seminario de primavera 2004


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    Más duro es el informe con los resultados en
    matemáticas.

    Con datos y sin datos, los responsables de
    la educación éramos conscientes, yo os diría
    que oíamos un clamor, de que los alumnos
    mejor dotados se estaban aburriendo en
    nuestras clases, y más aún, que por ello con
    cierta frecuencia eran los causantes de la
    indisciplina en las aulas.

    Es evidente para todos nosotros que:
    “La lectura es un prerrequisito cada vez más
    esencial para alcanzar el éxito en las
    sociedades actuales. El interés, la actitud y la
    capacidad de los individuos para acceder
    adecuadamente, administrar, integrar, evaluar
    y reflexionar sobre la información escrita son
    centrales para la participación plena de los
    individuos en la vida moderna”.

    Y que en consecuencia no estamos
    hablando de que algunos alumnos ignoran la
    denominación de los huesecillos que
    configuran el prodigio de una mano. Estamos
    hablando de que un número importante de
    alumnos españoles o no entiende lo que lee

    o no sabe extraer de la lectura las
    deducciones que dan vigor y entidad a una
    persona con la cabeza bien amueblada.
    Estamos hablando de un número preocupante
    de alumnos que ni saben ni pueden estudiar
    porque no dominan las habilidades lectoras.
    Recientemente, en el número 393 del
    CAMPUS del martes 20 de abril de 20042
    de El Mundo, se decía que según una encuesta
    realizada por la Federación de Gremios de

    (2) Diario El Mundo del martes 20 de abril de 2004.
    Editores de España existe “un 3% de alumnos
    universitarios que reconoce no haber leído
    una sola línea de un libro, diario generalista,
    prensa deportiva o revista el pasado año”.
    Algo que me hizo sospechar que, si es cierto,
    también en España la educación huele a
    podrido y no sólo en Polonia.

    Dejando a un lado dimes y diretes, al
    menos quedará como documento para la
    historia que una Ley Orgánica aprobada por
    mayoría reglamentaria haya recogido en la
    exposición de motivos la llamada a corregir
    los resultados del año 2000, aunque no se cite
    a PISA sino indirectamente.

    ResponderEliminar
  22. Objetivos y tareas urgentes

    Se dice en el último párrafo de la página 12
    de la exposición de motivos de la Ley
    Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE),
    continuado en el primero de la página 13:
    “Además, nuestros alumnos se sitúan por
    debajo de la media de la Unión Europea en
    sus conocimientos de materias instrumentales
    como las matemáticas y las ciencias,
    fundamentales en una realidad social
    y económica en la que la dimensión científico-
    tecnológica del conocimiento es primordial.
    Asimismo, presentan graves deficiencias de
    expresión oral y escrita que están relacionadas
    con la falta de hábito de lectura, que ha de ser
    potenciado con un mejor uso y funcionamiento
    de las bibliotecas escolares”.

    Evaluaciones nacionales de lengua

    Independientemente de las evaluaciones de
    carácter diagnóstico realizadas por distintos

    25 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    estamentos, Comunidades Autónomas,
    centros de enseñanza y, sobre todo, por el
    profesorado en sus aulas, con la finalidad de
    detectar deficiencias en el aprendizaje, no se
    ha realizado en el ámbito español ninguna
    evaluación con posterioridad a los resultados
    de PISA 2000 en el nivel de Secundaria,
    y la realizada en Primaria en el 2003 se
    encuentra en la fase de elaboración del
    informe y en consecuencia pendiente de
    publicación. También debo advertir que no
    resulta fácil, si no imposible, establecer
    una comparación entre los estudios realizados
    con anterioridad y los resultados de PISA
    aunque las conclusiones generales sean
    coincidentes.

    Desde la puesta en marcha de la Ley de
    Ordenación General del Sistema Educativo
    (LOGSE), la evaluación del sistema
    educativo a partir del rendimiento
    de los alumnos ha sido competencia del
    Instituto Nacional de Calidad y Evaluación
    (INCE), por lo que este instituto, en su plan
    de actuación, ha venido estableciendo para
    esta evaluación una periodicidad cuatrienal
    y unos niveles que coinciden con los cursos
    finales de Educación Primaria y Educación
    Secundaria Obligatoria, para los que el
    currículo marca con claridad los logros que
    los alumnos han de alcanzar. Ante las
    perspectivas abiertas sobre las evaluaciones
    generales de diagnóstico previstas en la
    LOCE, se acordó en el Consejo Rector del
    Instituto Nacional de Evaluación y Calidad
    del Sistema Educativo (INECSE) posponer
    las evaluaciones previstas para el trienio
    2003-2006 para la Enseñanza Secundaria
    Obligatoria y centrar el esfuerzo en la

    elaboración de los modelos posibles que
    deberían ponerse en práctica
    en el 2006, aunque estaba pendiente el
    desarrollo normativo.

    Tanto el material como la experiencia de
    las evaluaciones anteriores han sido tenidos
    en cuenta para elaborar unos nuevos
    documentos que han intentado definir
    y concretar lo que en la LOCE se denominan
    “competencias básicas curriculares” como
    punto de partida para tener al menos
    delimitado el contenido de las futuras
    pruebas. Cada competencia curricular se
    trabajaba en tres niveles de exigencia. No es
    difícil calibrar lo arduo del empeño. Estoy
    convencido de que, si el trabajo se divulga,
    ha de convertirse en un hito, en el punto
    de partida de futuras investigaciones y de
    vehementes polémicas.

    ResponderEliminar
  23. Las competencias básicas han sido
    elaboradas por grupos de profesores
    especialistas en las distintas áreas objeto
    de evaluación, que además imparten clase en
    los niveles evaluados. Las preguntas son en su
    mayoría cerradas, combinadas con otras que
    son semicerradas y abiertas.

    Como saben perfectamente, el INCE ha
    realizado tres evaluaciones de la Educación
    Primaria (1995, 1999 y 2003), mientras que
    en Educación Secundaria se realizó una
    primera evaluación en el año 1997 y una
    segunda en 2000.

    La evaluación de Lengua castellana
    y literatura no abarcó todo el currículo, sino
    que se centró fundamentalmente en la
    comprensión oral y escrita, y en la expresión
    escrita de los alumnos de Educación Primaria

    26 Seminario de primavera 2004


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    y Secundaria, aunque en esta última se
    tuvieron en cuenta otros ámbitos, como se
    verá más adelante.

    Las pruebas que se elaboran para este
    tipo de evaluaciones suelen tener cuatro

    o cinco modelos diferentes de unas 45
    preguntas cada uno, con lo que se logra un
    número lo suficientemente amplio (en torno
    a 150) que permite obtener datos fiables. De
    las 45 preguntas, un grupo de entre 18 y 20
    son comunes a todos los modelos y son las
    mismas que formaron parte de evaluaciones
    anteriores. Ello permite comparar el
    rendimiento alcanzado por los alumnos
    en distintos momentos.
    Resultados globales

    Los resultados globales obtenidos en las
    evaluaciones realizadas en 1999 y 2000,
    expresados en porcentajes de aciertos, fueron
    los siguientes:

    Educación Primaria Educación Secundaria
    Porcentaje global de aciertos 1999 Porcentaje global de aciertos 2000
    65% 64%

    Para las comparaciones entre estas
    evaluaciones y las anteriores se ha utilizado
    una escala de media 250 y desviación típica
    50, y éstos fueron los resultados obtenidos en
    Educación Primaria:

    Educación Primaria
    Evaluación de 1995 Evaluación de 1999
    228 250

    Los resultados de las dos evaluaciones
    de la Educación Secundaria no permiten
    una comparación tan directa, ya que hubo
    diferencias en el planteamiento de ambas
    evaluaciones. La primera fue el distinto
    ámbito poblacional, integrado en el año 2000
    por los alumnos que habían cursado
    la Educación Secundaria Obligatoria
    desde el primer curso; mientras que
    en la evaluación de 1997, los alumnos
    pertenecían a cuatro planes de estudio
    diferentes: implantación anticipada de la
    Educación Secundaria Obligatoria,
    Formación Profesional, Reforma
    Experimental de las Enseñanzas Medias
    y Bachillerato, lo que supuso la segunda
    diferencia: una referencia curricular distinta.
    La tercera diferencia fue de ámbito
    geográfico, ya que en una y otra evaluación
    no participaron el mismo número
    de Comunidades Autónomas.

    Teniendo en cuenta estas salvedades,
    los resultados de la comparación entre
    las dos evaluaciones, en una escala de media
    250 y desviación típica 50, fueron
    los siguientes:

    Educación Secundaria
    Evaluación de 1997 Evaluación
    de 2000
    Alumnos de
    Bachillerato
    Alumnos de
    ESO
    Alumnos de
    REM
    Alumnos de
    FP
    Alumnos de
    ESO
    277 248 206* 200 250

    * Este dato no es significativo porque el número
    de alumnos de la muestra que cursaban estas
    enseñanzas era muy pequeño.
    27 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    Resultados en comprensión

    Las evaluaciones realizadas se centran en
    el producto de la lectura y no en el proceso
    lector; por tanto, en el ámbito de la
    comprensión, lo que se evalúa es lo que el
    alumno ha comprendido y no cómo ha
    llegado a esa comprensión o cómo desarrolla
    su pensamiento para comprender.

    ResponderEliminar
  24. Las pruebas que se han elaborado se basan
    en los distintos niveles de comprensión
    analizados por diferentes estudiosos del tema.
    Así, en las evaluaciones tanto de la Educación
    Primaria como de la Educación Secundaria,
    se han fijado los siguientes niveles:

    El primer nivel es el de la comprensión
    literal. En él el lector ha de hacer valer dos
    capacidades fundamentales: reconocer y
    recordar. El segundo nivel se corresponde
    con la reorganización de la información, esto
    es, una nueva ordenación de las ideas e
    informaciones mediante procesos de
    clasificación y síntesis. El tercer nivel implica
    que el lector una al texto su experiencia
    personal y elabore conjeturas e hipótesis
    (nivel de la comprensión inferencial). El
    cuarto nivel corresponde a la lectura crítica o
    juicio valorativo del lector. En el quinto nivel
    está el impacto psicológico y estético del
    texto en el lector (nivel de la apreciación
    lectora).

    En la Educación Secundaria se prescindió
    de la evaluación de la lectura crítica por su
    dificultad para evaluarla con el tipo de pruebas
    utilizadas. Los datos obtenidos en porcentajes
    de aciertos fueron:

    Comprensión
    literal
    Reorganización
    de la
    información
    Comprensión
    inferencial
    Lectura
    crítica
    Apreciación
    lectora
    Primaria 69% 66% 66% 58% 61%
    Secundaria 70% 65% 69% --68%


    Además de los niveles de comprensión,
    se han tenido en cuenta los distintos tipos
    de texto a los que el lector puede
    enfrentarse. Así, se formularon preguntas
    sobre textos literarios, informativos
    (que en Educación Secundaria se dividieron
    en utilitarios e informativos propiamente
    dichos) y verbo-icónicos. Los datos
    obtenidos en porcentajes de aciertos
    fueron:

    Comprensión
    de textos
    utilitarios
    Comprensión
    de textos
    informativos
    Comprensión
    de textos
    literarios
    Comprensión
    de textos
    verbo-icónicos
    Primaria --71%
    52% 73%
    Secundaria 79% 56% 70% 65%

    En el ámbito de la expresión escrita, los
    alumnos de Educación Primaria obtuvieron
    en la evaluación de 1999 una puntuación
    global de un 68% en porcentaje medio
    de aciertos, mientras que los porcentajes de
    aciertos en cada uno de los aspectos
    analizados fueron los siguientes:

    Año Utilización
    de sílabas
    Utilización
    de palabras
    Utilización
    de frases
    Utilización
    de textos
    1999 58% 69% 67% 75%

    En Educación Secundaria, los aspectos
    que se evaluaron fueron la adecuación,
    coherencia, cohesión y corrección. La
    puntuación global fue de un 58% en
    porcentaje medio de aciertos y el porcentaje
    de aciertos en cada aspecto evaluado fue el
    siguiente:

    28 Seminario de primavera 2004


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    Año Adecuación Coherencia Cohesión Corrección
    2000 66% 40% 76% 53%

    La evaluación de la lengua como objeto de
    conocimiento, que sólo fue realizada en
    Educación Secundaria, se centró en cinco
    aspectos gramaticales. El porcentaje medio de
    aciertos obtenido fue de un 59% y el logrado
    en cada uno de los aspectos evaluados fue el
    siguiente:

    ResponderEliminar
  25. Año
    Tipos
    de oraciones
    Relaciones
    morfosintácticas
    Clases
    de palabras
    Vocabulario Tipología
    textual
    2000 45% 60% 61% 60% 79%

    Por último, se evaluaron los conocimientos
    que los alumnos de Educación Secundaria
    tenían sobre aspectos literarios tales como
    períodos, autores y obras; recursos literarios;
    métrica; y géneros literarios y estructuras
    textuales. El porcentaje medio de aciertos fue
    del 60% y el logrado en cada uno de los
    aspectos evaluados fue el siguiente:

    Año
    Períodos,
    autores y obras
    Recursos
    literarios
    Métrica Géneros literarios
    y estructuras
    textuales
    2000 71% 55% 52% 66%

    A modo de conclusiones se podría afirmar
    que:

    • La puntuación media obtenida por los
    alumnos de Educación Primaria en
    la evaluación de 1999 es más alta que la
    obtenida en 1995.
    • La puntuación media que obtuvieron los
    alumnos de Bachillerato en la evaluación de
    1997 es más alta que la lograda por los
    alumnos de Educación Secundaria
    Obligatoria en la del año 2000; sin embargo,
    ésta es a su vez más alta que la que lograron
    los alumnos del resto de los planes
    educativos en la evaluación del año 1997.

    • El nivel de comprensión más alto logrado
    por los alumnos tanto de Educación
    Primaria como de Educación Secundaria
    corresponde a la comprensión literal.
    • En expresión escrita, los alumnos de
    Educación Primaria obtienen mejores
    resultados trabajando el texto de forma
    global que analizando los elementos que lo
    constituyen (frases, palabras o sílabas), y los
    alumnos de Educación Secundaria elaboran
    textos más cohesionados que coherentes.
    • En el ámbito de la lengua como objeto de
    conocimiento, el apartado en el que los
    alumnos han obtenido mejores resultados es
    en el de tipología textual.
    • En el ámbito de la literatura, es en el
    conocimiento de períodos literarios, autores
    y obras en el que los alumnos han logrado
    un porcentaje mayor de aciertos.
    Las evaluaciones generales de
    diagnóstico, objetivo irrefrenable

    La LOGSE, en el año 90, dedicó un título
    completo a la calidad y señaló los pilares
    sobre los que tendría que fundamentarse. La
    LOCE dedica lo más granado de su totalidad
    a la calidad. Pero la aplicación en los centros
    educativos de la cultura de la calidad y de la
    mejora permanente no va a estar supeditada a

    29 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    la aplicación de una u otra de las leyes

    o de las dos. Es tal el ímpetu que ha adquirido
    en todas las naciones de nuestro entorno
    europeo o internacional, como puede verse en
    los países participantes en la OCDE, que la
    actitud más sensata y práctica
    no puede ser otra que la de olvidar la
    discusión de si galgos o podencos y meternos
    en la carrera de la mejor manera posible.
    Calidad, evaluación, control y resultados son
    términos que se enseñorearán de los ámbitos
    educativos, si ya no han adquirido carta de
    vecindad.
    El INECSE, al servicio de los centros

    Cuando asumí la dirección del INECSE,
    anterior INCE, entendí que había que
    introducir un cambio en la orientación
    dominante del Instituto. Los trabajos futuros,
    además de estar al servicio de quienes tienen
    que adoptar disposiciones o promulgar
    normas, tenían que servir directamente a toda
    la comunidad educativa. Las evaluaciones
    externas, los estudios de diagnóstico, etc., han
    de propiciar la mejora permanente del aula.
    Por eso inicié un proceso de divulgación,
    mediante jornadas de reflexión o mediante
    publicaciones, tanto de trabajos como de
    materiales, que debían llegar, por medio
    de todas las Administraciones educativas,
    a todos los centros de España.

    ResponderEliminar
  26. En tanto no se definan los modelos que
    queremos para España y siempre y en todo
    caso en relación directa con los modelos
    internacionales, es urgente conocer el
    Proyecto PISA, las metodologías que aplica,

    las pruebas e incluso las cuestiones
    que autoriza a publicar. Así mismo,
    es muy conveniente entrar en el estudio
    de los indicadores de la calidad,
    al menos por parte de los equipos directivos.
    Si la escuela y los centros van a ser evaluados,
    es imprescindible que los centros
    y las escuelas estén al tanto y conozcan y
    practiquen en sus aulas la compleja naturaleza
    de la evaluación.


    Calidad o evaluación

    Frente a los modelos generales de
    diagnóstico, están introduciéndose en los
    centros educativos modelos de gestión
    empresarial.

    La LOCE, aunque explícitamente no
    desdeña la mejora de los procesos, apuesta
    por asegurar los resultados mediante los
    controles internos o externos de la
    evaluación.

    Cuando en la introducción se hace alusión
    al segundo eje de medidas, el legislador dice
    expresamente:

    “Consiste en orientar más abiertamente
    el sistema educativo hacia los resultados, pues
    la consolidación de la cultura del esfuerzo
    y la mejora de la calidad están vinculadas
    a la intensificación de los procesos de
    evaluación de los alumnos, de los profesores,
    de los centros y del sistema en su conjunto, de
    modo que unos y otros puedan orientar
    convenientemente los procesos de mejora.
    Esta acentuación de la importancia de los
    resultados no supone, en modo alguno,

    30 Seminario de primavera 2004


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    ignorar el papel de los procesos que
    conducen a aquéllos, ni de los recursos en
    que unos y otros se apoyan. La evaluación, es
    decir, la identificación de los errores y de los
    aciertos, no sólo es un factor básico de
    calidad; constituye, además, un instrumento
    ineludible para hacer inteligentes políticas
    educativas a todos los niveles y para
    incrementar, progresivamente, su
    oportunidad y su adecuación a los cambios”.

    Como os decía, la LOCE tiene en cuenta
    los procesos y los recursos, pero unos y otros
    subordinados a la obtención de resultados
    mejores. Me parece adecuado resaltar
    la rotundidad con que se define el concepto
    de evaluación. Mediante la función
    metalingüística, evidente en la expresión
    es decir, no deja lugar a la mínima duda:
    evaluación o identificación de los errores
    y aciertos en un proceso de mejora
    permanente. Por ello, la evaluación de
    resultados constituye un factor básico
    de calidad. Me atrevo pues a augurar
    que aunque puedan cambiar algunos
    nombres, las propuestas de evaluación general
    establecidas en la Ley habrán de permanecer.

    Algo de PISA

    Como está claro que el ignorante soy yo,
    me vais a permitir que me recuerde a mí
    mismo algunas de las características generales
    del Proyecto PISA antes de retomar algunas
    consideraciones sobre los resultados del 2000,
    volver sobre algunas advertencias del Reading
    for Change e incluso proponer algunas
    conclusiones.

    El estudio PISA –Programme for
    International Student Assessment (Programa
    de Evaluación Internacional de Alumnos)–
    es un estudio internacional de evaluación de
    alumnos, promovido y gestionado por la
    OCDE.

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  27. Su principal objetivo es comparar el
    rendimiento de los alumnos en los distintos
    países con el fin de ayudar a los gobiernos a
    establecer mejores políticas educativas.

    Se centra en tres materias o áreas
    de conocimiento: lectura, matemáticas
    y ciencias. Transversalmente, también evalúa
    otras competencias, principalmente la
    resolución de problemas.

    Se repite cada tres años. En cada ciclo una
    de las tres materias es estudiada con más
    profundidad: en 2000 fue la lectura, en 2003
    han sido las matemáticas y en 2006 serán las
    ciencias. En cada ciclo la materia principal
    ocupa el 66% del estudio y cada una de las
    secundarias, el 17%.

    Como proyecto de evaluación
    internacional, PISA se compara con los
    estudios promovidos por la IEA, International
    Association for the Evaluation of the
    Educational Achievement (Asociación
    Internacional para la Evaluación del
    Rendimiento Educativo). En particular, son de
    reseñar TIMSS (matemáticas y ciencias, trece
    y nueve años) y PIRLS (lectura, nueve años).

    Existe una competencia clara entre ambos
    estudios y ambas entidades promotoras. PISA

    31 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    se está consolidando como el estudio
    internacional que compara a los países ricos
    (los de la OCDE y algunos otros). TIMSS y
    PIRLS tienen una participación más desigual
    y variada.

    Enfoque no-curricular de PISA

    PISA no evalúa un curso determinado o
    contenidos previamente definidos en el
    currículo. El enfoque específico de PISA
    descansa en la medición de los
    conocimientos y destrezas necesarios para
    integrarse en la vida adulta.

    PISA evalúa las competencias
    desarrolladas y los conocimientos
    acumulados por los alumnos hasta los 15
    años. La elección de esta edad estuvo
    motivada por ser aquella en que se suele
    terminar la educación obligatoria en la
    mayoría de los países.

    PISA denomina como literacy a esas
    competencias y conocimientos necesarios
    para la vida adulta. El concepto de literacy
    no es equivalente al de alfabetización, sino que
    lo desborda. Se supone que los alumnos
    evaluados por PISA saben ya leer y las
    pruebas no miden la lectura básica como
    decodificación de mensajes escritos, sino la
    lectura comprensiva y la actividad reflexiva
    basada en la lectura. No busca sólo
    comprobar conocimientos, sino evaluar
    la capacidad de aplicación de esos
    conocimientos en la vida diaria.

    Resumiendo, ¿la mejor traducción de
    literacy sería “preparación”?

    Como componentes de esta preparación,
    PISA enfatiza:

    • el dominio de los procesos,
    • la comprensión de los conceptos,
    • la capacidad de operar en situaciones reales.
    Organización de la evaluación PISA

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  28. Las pruebas son de papel y lápiz, lo que
    se considera una limitación, pero se está
    explorando la factibilidad de otros medios
    de evaluación, por ejemplo, mediante
    ordenadores. Incluyen preguntas cerradas (de
    respuesta múltiple) y abiertas
    (de respuesta construida corta o larga),
    mucho más complejas de calificar.

    Las preguntas se agrupan en conjuntos
    de cuatro a ocho, llamados unidades, bajo
    textos de estímulo común que plantean
    situaciones de la vida real. Algunas ventajas
    de esta organización de las preguntas son:

    • no cambian el contexto de cada pregunta,
    • permiten que las preguntas profundicen
    más en la materia,
    • ofrecen más tiempo para digerir el
    material presentado.


    Las unidades se organizan en distintos
    cuadernillos de prueba, y cada unidad aparece
    en más de uno. Esto permite poner a prueba
    muchas más preguntas de las que es juicioso
    plantear a un alumno de 15 años durante dos
    horas, cubriéndose así mejor el dominio de
    cada asignatura. Los alumnos contestan a

    32 Seminario de primavera 2004


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    distintos conjuntos de unidades (muestreo
    matricial) y luego las técnicas estadísticas TRI
    permiten (gracias a las unidades repetidas en
    más de un cuadernillo) unificar todas las
    respuestas en una escala común.

    Además de las pruebas, se aplican
    cuestionarios de contexto para alumnos y
    para directores (pero no para profesores –lo
    que es una limitación– puesto que no hay
    grupos naturales de alumnos en la muestra).

    Principales resultados de PISA 2000

    Las puntuaciones de rendimiento están
    expresadas en una escala de media 500 y
    desviación típica 100.

    La lectura, materia principal, se planteó en
    tres subescalas:

    • Recuperación de información.
    • Interpretación de textos.
    • Reflexión sobre los textos.
    Por último, también en lectura, por ser
    materia principal y dedicársele la mayor parte
    del tiempo, las respuestas se clasificaron
    en cinco niveles de rendimiento:

    • Nivel 5: más de 625 puntos.
    • Nivel 4: de 553 a 625.
    • Nivel 3: de 481 a 552.
    • Nivel 2: de 408 a 480.
    • Nivel 1: de 335 a 407.
    • (Nivel 0: por debajo de 335 puntos.)
    En cuanto a las propiedades estadísticas de
    los ítems y de los niveles de rendimiento:

    • Un alumno con una determinada
    puntuación tiene una probabilidad de
    62% de contestar correctamente cualquier
    pregunta de esa misma puntuación.
    • Un alumno en el extremo inferior de un
    nivel tiene una probabilidad de 50% de
    contestar cualquier pregunta de ese nivel.
    Los resultados muestran amplias
    diferencias entre los países. Finlandia aparece
    como el más alto. Perú como el más bajo en
    aptitud para la lectura. El 18% de los jóvenes
    de los países de la OCDE y más del 50% de
    la población escolar en Albania, Brasil,
    Indonesia o Perú se ubican en el nivel 1 o por
    debajo, indicando, en el mejor de los casos,
    que sólo pueden realizar las tareas más
    básicas de la lectura. El nivel 5 o más alto lo
    alcanza un 10% de media en los países de la
    OCDE, como ya hemos comentado.

    Los diferentes estudios sobre los resultados
    de PISA 20003 van abriendo perspectivas

    (3) OCDE (2003). Aptitudes básicas para el mundo del
    mañana: Otros resultados del Proyecto PISA 2000.
    París, OCDE/ UNESCO-UIS.

    Pajares, R. (2003). (Documento no publicado).

    Conocimientos y destrezas de los alumnos de 15 años:
    Resultados en España del estudio PISA 2000. Madrid,
    Instituto Nacional de Calidad y Evaluación del
    Sistema Educativo (INECSE).

    OECD (2002). Reading for Change: Performance and
    engagement across countries: Results from PISA 2000.

    París, OECD.

    33 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

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  29. apasionantes sobre el escueto dato de los
    resultados, por ejemplo, al contrastarlos con
    los contextos económicos. Existe una relación
    innegable entre el PIB y los resultados
    educativos, y, de manera más directa, entre
    el dinero gastado por el alumno y su
    rendimiento. Pero esto no es suficiente para
    explicarlo todo. Italia gasta dos veces más que
    Corea y en los resultados ocupan lugares
    distanciados a favor de Corea. Y aunque
    es evidente que el aprovechamiento eficiente
    de los recursos hay que tenerlo en cuenta
    y no sólo la cantidad, tampoco se establece
    una relación de causa a efecto.

    No voy a entrar en todas las
    consideraciones que se plantean en los
    informes o estudios posteriores, como
    el de las diferencias de género. Sí que quiero
    resaltar algunas conclusiones que advierten
    errores o indican direcciones que deben
    seguir los diferentes responsables del mundo
    educativo:

    1.ª Los alumnos que memorizan
    la información no logran siempre
    los mejores resultados frente a los que
    procesan y elaboran lo que aprenden.
    ¿No tendrá esto que ver con un sistema
    de pruebas en las aulas de todos los
    niveles que califica en función
    de la fidelidad a lo impartido y no
    a la capacidad esperable?

    2.ª Los estudiantes que leen por placer
    cualquier tipo de textos, independientemente
    del entorno familiar y de la riqueza de su país,
    consiguen mejores notas, frente a los jóvenes

    que tienen un hábito lector menos
    diversificado.

    3.ª La dedicación a la lectura genera
    mayores diferencias que las debidas
    al género. De tal manera que un alumno
    que dedica más tiempo a la lectura consigue
    mejores resultados que las alumnas que
    dedican menos tiempo.

    4.ª La dedicación a la lectura genera
    mayores diferencias positivas que el estatus
    ocupacional con dedicación menor.

    5.ª En todos los países, los estudiantes
    cuyas madres han terminado el segundo ciclo
    de Educación Secundaria tienen mejores
    resultados que aquellos cuyas madres no lo han
    alcanzado. En Hong-Kong, sin embargo, los
    alumnos con madres de menor nivel cultural
    consiguen superar la media de los estudiantes
    de otros países con madres de estudios mejores.

    6.ª La comunicación social y cultural con
    los padres facilita un mejor dominio de las
    habilidades lectoras.

    7.ª Existe una relación directa entre el
    entorno del hogar y los resultados educativos.
    La presencia de libros en el hogar está
    estrechamente ligada con la afición a la
    lectura.

    8.ª Los niveles más bajos de dominio
    lector son atribuibles en parte al bajo estatus
    socioeconómico de los estudiantes.

    9.ª La escuela cumple un papel decisivo
    para moderar la desventaja social:

    34 Seminario de primavera 2004


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    aprovechamiento de recursos, compromiso
    de los docentes, relación alumno-profesor,
    clima disciplinario, etc.

    10.ª No existe un factor que explique por sí
    solo por qué algunas escuelas o algunos
    países tienen mejores resultados que otros.

    Algunas propuestas de mejora

    Mi experiencia como director general
    de Educación en el Gobierno de Navarra me
    permite asumir como propias las propuestas
    que sugiere D. Ángel Sanz4 por haberlas
    puesto en práctica en nuestra Comunidad
    Foral.

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  30. La evaluación es una oportunidad para
    mejorar, ya que la mirada hacia atrás no
    soluciona los problemas del mañana si no se
    proyectan al futuro las lecciones aprendidas.
    Sean cuales fueren los resultados de la
    evaluación, siempre deben servir para marcar
    nuevos hitos y renovados retos, ya que la
    mejora debe ser continua, permanente y
    sostenida. A continuación se describen cuatro
    propuestas de mejora, tanto para las
    Administraciones educativas como para los
    centros y profesores.

    a) Primera propuesta: empezar por la enseñanza

    Empezar por la enseñanza, no esperar
    a la evaluación. El “nuevo marco para la
    evaluación” de PISA puede ser utilizado
    como un referente curricular para todos los
    países que participan en estas evaluaciones.
    No se está planteando que se inviertan los

    términos y que el currículo se derive del
    diseño de la evaluación, se propone que los
    currículos y la práctica docente puedan
    beneficiarse de la evaluación. Debe
    recordarse, además, que las evaluaciones
    PISA no son curriculares, aunque, no cabe
    duda, pueden ayudar a dar perspectivas
    innovadoras a la enseñanza de la lectura en
    los países participantes.

    Desde el punto de vista pedagógico,
    conviene que los centros y profesores sean
    conocedores de los referentes que se utilizan
    en cualquier tipo de evaluación externa. De
    ahí la importancia de hacer público no
    solamente el marco teórico de la evaluación,
    sino también las pruebas utilizadas o al
    menos algunos elementos de la evaluación
    (lecturas, reactivos...) que sean relevantes y
    significativos. Desde el punto de vista técnico,
    no es viable hacer pública toda la prueba
    porque no sería posible la comparación con
    los resultados de la siguiente evaluación.

    Empezar por la enseñanza sin esperar a la
    evaluación tiene en nuestro caso una
    aplicación nueva: el marco teórico de la
    lectura definido por PISA no es únicamente
    un marco válido para la evaluación, también
    puede utilizarse para la planificación y la
    enseñanza de la lectura. Hacer un repaso de
    lo enunciado en los apartados anteriores
    puede servir para analizar la propia práctica
    docente al comparar los propios objetivos,

    (4) Sanz, A., Pajares, R., Rico, L. (2004). Aproximación a
    un modelo de evaluación: el PISA 2000. Madrid,
    Instituto Nacional de Evaluación y Calidad del
    Sistema Educativo (INECSE).
    35 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    contenidos y metodologías con la propuesta
    descrita más arriba. ¿Se trabajan textos
    continuos y discontinuos en nuestras aulas?
    ¿Se trabajan textos descriptivos, narrativos,
    expositivos, argumentativos e instructivos?
    ¿Se practican, mediante tareas específicas, los
    diferentes modos de lectura? Son éstas
    algunas de las preguntas que podemos
    hacernos para reflexionar sobre nuestras
    prácticas docentes y de evaluación.

    ResponderEliminar
  31. b) Segunda propuesta: buscar métodos de
    enseñanza y de evaluación adecuados

    La mejora de la calidad de la enseñanza
    requiere, generalmente, una actualización de
    los métodos didácticos de enseñanza y
    evaluación acordes con las investigaciones de
    la psicología y de las didácticas específicas.
    Ahora bien, no deben propiciarse métodos
    altamente sofisticados y complejos que por su
    propia dificultad y escasa capacidad de
    generalización están abocados al fracaso. Es
    posible, por el contrario, propiciar métodos y
    procedimientos sencillos para mejorar el
    rendimiento en lectura. Estas propuestas
    deben ser realistas y estar relacionadas
    estrechamente con las prácticas más
    habituales del profesorado. Se puede y se
    debe enseñar a nuestros alumnos a
    comprender textos sin recurrir a métodos
    sofisticados.

    c) Tercera propuesta: enfoque transversal de la
    lectura

    A lo largo de toda la historia de la
    educación, la lectura ha sido la llave de
    acceso al conocimiento de cualquier
    disciplina; por lo tanto, la lectura es un

    aprendizaje básico que debe ser contemplado
    por todo el profesorado, ya que tiene un
    carácter instrumental en todas las áreas.

    Las aptitudes y actitudes que se desarrollan
    en la lectura tienen una capacidad formativa
    generalizable a todas las tareas que requieran
    hábitos de atención, exactitud, rigor,
    capacidad de relación, de inferir, de deducir,
    etc., y, a la inversa, cuando estas aptitudes se
    desarrollan en otras áreas de conocimiento,
    revierten en la mejora de la lectura.

    d) Cuarta propuesta: enseñanza planificada
    de la lectura

    La lectura debe enseñarse de forma
    planificada y sistemática, pero no únicamente
    en el área de lengua y literatura. Si el
    conjunto de profesores es consciente de la
    importancia de la lectura en el desarrollo
    formativo de los alumnos, con un poco de
    dedicación, esfuerzo y coordinación puede
    contribuir a elevar considerablemente los
    niveles de competencia lectora de los alumnos.

    Los distintos departamentos didácticos y
    los equipos de ciclo pueden contribuir a la
    mejora de la lectura de textos propios del área.
    Adoptando algunas medidas y acuerdos
    conseguirían que el centro tuviese un plan de
    mejora de la lectura comprensiva realista y
    eficaz.

    En la vida escolar hay múltiples
    oportunidades para trabajar la lectura
    comprensiva, el propio libro de texto o
    manual escolar nos ofrece múltiples ocasiones
    para poner en práctica diferentes modos de

    36 Seminario de primavera 2004


    PISA, una apuesta para mejorar

    Ponencias

    lectura. Otras ocasiones para aplicar las
    propuestas descritas más arriba serían, entre
    otras, las siguientes: la elaboración de trabajos
    basados en información recogida de
    enciclopedias, manuales de consulta, Internet,
    etc.; la preparación de exposiciones orales, el
    trabajo en grupo, etc., por citar solamente
    algunas de ellas.

    El análisis atento y sosegado de las lecturas
    y preguntas de la evaluación PISA 2000 que
    se incluyen en la presente publicación es la
    mejor manera de profundizar en la
    comprensión del marco teórico y de hacer
    nuestras reflexiones personales sobre cómo
    enseñamos a comprender textos a nuestros
    alumnos y cómo podríamos enseñar mejor.

    La experiencia de diferentes países ha
    demostrado que es posible mejorar la lectura
    de los alumnos de Primaria y de Secundaria
    mediante la implicación del profesorado
    y el establecimiento de planes de mejora.
    En nuestras manos está la posibilidad de que
    nuestros alumnos sepan leer con la misma
    competencia que otros alumnos de los países
    participantes en las evaluaciones PISA que
    han obtenido mejores resultados.

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  32. 37 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    III
    Un nuevo enfoque
    de la competencia
    lectora basado
    en diferentes tipos
    de comprensión

    José Antonio León

    Profesor de Psicología de la Universidad Autónoma
    de Madrid


    Ponencias
    Un nuevo enfoque de la competencia lectora
    basado en diferentes tipos de comprensión

    H
    H
    ace relativamente poco tiempo que
    venimos constatando un mejor
    entendimiento de los numerosos y
    complejos procesos mentales y contextuales
    que intervienen en la lectura, lo que nos está
    haciendo modificar poco a poco su
    concepción inicial. De manera general,
    podríamos señalar que ha habido un cambio
    paulatino en la concepción de la lectura
    al pasar de un enfoque casi exclusivamente
    centrado en la adquisición de las habilidades
    más básicas en el inicio del proceso lector y
    en aspectos más relacionados con las
    disfunciones que pudiesen producirse en ese
    período, a otra concepción más amplia,
    puesto que abarca prácticamente a todo tipo
    de lectores y que se centra,
    fundamentalmente, en los procesos de
    comprensión.

    De manera paralela, este cambio en la
    concepción de la lectura está afectando
    también a la forma de evaluarla. Así, puede
    observarse cómo en estos últimos años se ha
    venido produciendo un profundo cambio en
    la manera de evaluar y valorar los diferentes
    aspectos que intervienen en la lectura. Si bien
    inicialmente la evaluación se dirigía casi
    exclusivamente a evaluar las habilidades más
    básicas de los jóvenes lectores, el interés se ha
    ido desplazando en los años noventa hacia
    otras que miden el grado con el que los
    estudiantes dominan sus respectivos
    currículos (e. g., el estudio TIMSS, INCE,
    1997), para finalizar en estos últimos años en
    actividades dirigidas a evaluar cómo las


    personas somos capaces de aplicar
    conocimientos y destrezas ya adquiridas a
    situaciones “más abiertas”, más cotidianas y
    aptas para la vida (véase a este respecto el
    informe PISA, INCE, 2003).

    Actualmente, tanto la concepción lectora
    como su evaluación se han ampliado hasta
    tal punto que hoy constituyen lo que se
    denomina “cultura lectora”, una habilidad
    básica sobre la que se desarrolla toda una
    actividad cultural mediante la cual las
    personas nos desenvolvemos y aplicamos
    nuestros conocimientos y estrategias lectoras
    en múltiples contextos de la vida diaria de
    manera más o menos eficiente. La lectura ya
    no se identifica tanto con la decodificación
    del material escrito y su comprensión literal o
    con aquella habilidad simplista de leer y
    escribir per se, sino como sinónimo de una
    comprensión profunda, de saber utilizar y
    reflexionar sobre lo que se lee en base a
    alcanzar los objetivos y metas propuestos por
    el lector, ampliar sus conocimientos e,
    incluso, ser socialmente más participativo.
    Esta perspectiva de la lectura es la que

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  33. 40 Seminario de primavera 2004


    Un nuevo enfoque de la competencia lectora
    basado en diferentes tipos de comprensión

    Ponencias

    asumiremos aquí y que identificamos como
    competencia lectora.

    Punto de partida

    Como es sabido, nuestro país no es un
    buen referente en los informes relativos a la
    evaluación del nivel de competencia lectora
    (véase a este respecto los informes del INCE
    de 1997 y 2003). Estos resultados coinciden
    no sólo con estudios que se han realizado
    fuera de nuestras fronteras: no hace
    demasiado tiempo, en un informe sobre
    hábitos lectores elaborado por el MECD y la
    Federación de Gremios de Editores en 2001,
    se concluía que casi la mitad de los españoles
    (un 46%) lee menos de un libro al trimestre
    en su tiempo libre.

    Hace ya algún tiempo que apuntábamos
    alguna referencia en esta misma dirección
    refiriéndonos a la lectura de la prensa (véase
    León, 1996) o a la incidencia de las nuevas
    tecnologías en el aprendizaje (Vizcarro y
    León, 1998). En estos estudios se analizaban
    dos factores estrechamente relacionados. Por
    un lado y como es bien sabido, la cultura
    icónica ha proliferado de manera exponencial
    en los últimos años y, con ella, también
    crecen hábitos de ocio alternativos como los
    videojuegos, Internet o la televisión en
    detrimento de la lectura. Por otro, la
    incidencia de estos factores culturales
    de carácter icónico está afectando a otros de
    carácter cognitivo y cuyo déficit produce
    efectos tales como un esfuerzo desmedido al
    leer o una incapacidad de concentración. Este

    hecho puede estar incidiendo (aunque
    creemos que sólo en parte) en la creación de
    un tipo particular de lector, el lector perezoso,
    capaz de descifrar pero no de leer, capaz de
    memorizar pero incapaz de comprender
    (León, 1996). El problema en el que cristaliza
    este lento trasvase de hábitos de ocio es que
    se acaba constituyendo un círculo vicioso en
    el se produce un abandono progresivo de la
    lectura como consecuencia de un menor
    entrenamiento lector y de un aumento de la
    dificultad comprensiva, lo que conlleva, a su
    vez, una actitud negativa hacia la lectura que
    invita a un mayor abandono de la lectura...

    Situaciones como éstas nos suscitan una
    reflexión sobre la lectura y sobre los hábitos
    lectores de la que pueden derivarse algunos
    aspectos claves. Destacamos los siguientes:

    a) Uno de ellos es que la lectura, o mejor,
    la dificultad lectora, supone actualmente
    un problema que trasciende la etapa
    escolar para asentarse como un
    problema generalizado en buena parte
    de la población. Esta situación nos
    plantea cuestiones acerca de cómo
    abordar un viejo problema aún no
    resuelto y que atañe tanto al ámbito
    académico como al laboral. Este antiguo
    problema se podría resumir en cómo las
    personas, a pesar de que saben leer, no
    comprenden lo que leen o en cómo, a
    pesar de que dedican tiempo y esfuerzo
    a desarrollar diferentes tareas, no
    consiguen adquirir nuevos
    conocimientos de manera eficiente. La
    base de esta cuestión es enormemente

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  34. 41 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    Un nuevo enfoque de la competencia lectora
    basado en diferentes tipos de comprensión

    Ponencias

    compleja, ya que alude a múltiples
    factores que afectan a todo el sistema
    educativo. Uno suele preguntarse cómo,
    al igual que existe un momento (aunque
    extraordinariamente escueto en nuestra
    vida académica) en el que dedicamos
    todos nuestros recursos al aprendizaje
    de la lectura y la escritura, no existe otro
    en el que se instruya eficazmente sobre
    cómo esos mismos mecanismos de la
    lectura y escritura permiten acceder,
    comprender y aprender nuevos
    conocimientos, para extraer con éxito
    el contenido de cualquier fuente de
    información.

    b) Como consecuencia de lo anterior,
    debemos tener muy en cuenta
    que la destreza que posee un lector
    determinado no es algo que se adquiere
    espontáneamente, sino que se asienta
    con una práctica sostenida, en la que
    paulatinamente se van automatizando
    los procesos superficiales (como la
    codificación, el acceso léxico), y que ello
    va a permitir una mayor disponibilidad
    de los recursos cognitivos para la tarea de
    comprensión. Esta habilidad, lejos de ser
    un proceso cerrado, continúa
    desarrollándose en la edad adulta con la
    adquisición progresiva de nuevos
    conocimientos.

    c) En tercer lugar, debe destacarse que la
    lectura es en sí una actividad cognitiva
    enormemente compleja y que requiere
    de un cuidadoso, profundo y constante
    estudio que analice sus componentes y

    proponga vías alternativas de solución.
    Como fruto de las investigaciones y
    trabajos teóricos de estos últimos años,
    hoy se conocen muchos rasgos
    característicos de la lectura y de la
    comprensión lectora. Así, por ejemplo,
    desde la lectura de un texto impreso
    hasta su comprensión final se necesita
    un conjunto de procesos perceptivos y
    cognitivos entre los que se incluyen la
    discriminación perceptual, la
    intervención de la memoria operativa, la
    codificación en orden serial,
    la localización y dirección de la
    atención, así como un importante
    número de procesos de comprensión del
    lenguaje entre los que se incluyen la
    recuperación e integración
    del significado de la palabra, el análisis
    sintáctico de frases, la determinación de
    referencias anafóricas y diversos análisis
    de la estructura del discurso. Más
    recientemente, se sabe que el
    conocimiento del que parte el lector se
    muestra aún más clave en el proceso
    lector, pues pone en marcha la
    realización de inferencias, gracias a las
    cuales podemos desvelar la información
    no explicitada en el texto y cuya función
    se está considerando como el proceso
    central de la comprensión (León, 2003).
    Más aún, este conocimiento que posee
    el lector puede subdividirse en distintos
    tipos según requieran las demandas de
    las diferentes clases de texto, de su
    nivel de abstracción (niveles de
    representación mental), que produce, a

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  35. 42 Seminario de primavera 2004


    Un nuevo enfoque de la competencia lectora
    basado en diferentes tipos de comprensión

    Ponencias

    su vez, diferentes tipos de comprensión

    (León, 2004).

    d) En cuarto lugar, cabe destacar que, para
    articular todas estas fases y subfases
    necesarias para obtener la comprensión
    de lo leído, nuestra mente no procede de
    una manera estrictamente secuencial, es
    decir, procesando primero una unidad
    perceptual básica hasta llegar a la
    interpretación global del texto, sino que,
    por el contrario, utiliza un proceso
    interactivo a través del cual el lector
    deriva información simultáneamente
    desde los distintos niveles, integrando
    información léxica, sintáctica, semántica,
    pragmática, esquemática e
    interpretativa. Así, estos procesos actúan
    de forma paralela, activándose tan
    pronto como accede a ellos alguna
    información; es decir, el análisis
    semántico no espera a que finalice el
    análisis sintáctico, sino que una vez que
    han sido reconocidas determinadas
    palabras, trata de establecer las
    relaciones de significado dentro de la
    oración, lo que se verá confirmado por
    el análisis sintáctico a la vez que servirá
    como pista para el mismo. Por todo ello,
    este proceso interactivo actúa entre
    diferentes tipos de información (la
    entrante del texto con la que dispone el
    lector), entre distintos niveles de
    procesamiento (desde más superficiales
    y sintácticos a más abstractos y
    semánticos), entre diferentes tipos de
    conocimientos (desde afectivos y
    subjetivos a otros más conceptuales

    y objetivos) y, como fruto de todo lo
    anterior, entre distintos tipos de
    comprensión (unos más subjetivos
    o afectivos, otros más conceptuales o
    metacognitivos). Con todo esto, no deja
    de extrañarnos la paradoja que se
    establece entre los grandes esfuerzos que
    se vienen realizando en el campo de la
    investigación, en el que España tiene
    una fuerte implantación y
    representación en el ámbito
    internacional, y la escasa incidencia que
    esta presencia tiene en el mundo
    educativo y en el mundo editorial.

    e) Por último, defenderemos que el
    planteamiento de cualquier abordaje de
    la lectura actual requiere de una nueva
    concepción de la misma y, sobre todo,
    de una nueva concepción de la
    competencia lectora, que se debe
    abordar no sólo desde el punto de vista
    de las estrategias que implica sino
    también desde la perspectiva de la
    adquisición y el uso que se hace de esos
    conocimientos.

    Abordaremos a lo largo de esta ponencia

    el concepto de comprensión y el de

    competencia lectora, y finalizaremos con

    algunas implicaciones educativas.

    Sobre el concepto de comprensión
    y el de competencia lectora

    Actualmente se asume que todo el proceso

    lector está en función de obtener una

    comprensión de lo leído. La comprensión

    43 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    Un nuevo enfoque de la competencia lectora
    basado en diferentes tipos de comprensión

    Ponencias

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  36. se considera actualmente como una forma
    distintiva de la competencia humana y se
    identifica como el esfuerzo por encontrar el
    significado de lo que vemos, oímos, sentimos

    o pensamos. Se considera que tal esfuerzo
    constituye un proceso constructivo, en el que
    la información de un estímulo o evento se
    empareja con otra información existente en la
    memoria del lector para dar una respuesta
    coherente. La comprensión así entendida se
    identifica entonces con las formas de entablar
    relaciones inteligentes entre el que
    comprende y el objeto de la comprensión,
    y como resultado de una interacción entre
    varios factores: los procesos cognitivos que
    afectan a la comprensión misma, esto es, las
    operaciones mentales que se llevan a cabo;
    los conocimientos de los que se dispone, la
    información entrante y las demandas o el
    contexto de la tarea. Estas relaciones deben
    ser capaces de responder a una variedad de
    situaciones que demandan conocimiento
    acerca de un tema o contenido determinado,
    tales como explicar, encontrar evidencias y
    ejemplos, generalizar, aplicar, establecer
    analogías y representar este tema o contenido
    de una forma nueva.
    De otro lado, cuando aludimos al término
    competencia lectora nos referimos a un
    concepto más amplio que el de comprensión.
    En realidad, implica todo el proceso de la
    comprensión, todos sus tipos, sus niveles de
    representación y también la totalidad de las
    estrategias y actividades donde se desarrolla
    dicho proceso. Bajo este término nos
    referiremos a todos los procesos mentales
    y las habilidades que se requieren para ser
    eficiente en la vida diaria. La idea básica de

    competencia es el de eficiencia de la lectura
    ante cualquier tipo de texto, situación

    o actividad que se requiera.
    Pero el nivel de competencia perfecto
    puede entenderse como un nivel utópico.
    Resulta muy difícil pensar que un lector
    alcance una competencia exquisita en todos
    los campos, ante todo lo que lee, ante
    cualquier situación de lectura. Lo más
    probable es que ese mismo lector se sienta
    más capaz de leer un tipo de material escrito
    que otro, se sienta más cómodo en una
    situación de lectura que en otra o que prefiera
    una determinada actividad a otra. Es decir,
    podemos sentirnos muy seguros y capaces de
    enfrentarnos a un texto o a una situación
    determinada, mientras que esa seguridad
    y capacidad pueden ser bastante aceptables
    en otras y, quizás, en algunos casos (aunque
    sólo sean unos pocos) nos sintamos mucho
    más incómodos e inseguros. Resulta plausible
    pensar entonces que nuestro nivel de
    competencia lectora se muestra más eficaz en
    unos casos que en otros, con lo que
    hablaríamos, por tanto, de una competencia
    “asimétrica”.

    Esta situación que se manifiesta
    en tantos lectores adultos considerados
    como competentes o extraordinariamente
    competentes no se evalúa, sin embargo, en
    lectores más jóvenes. En estos casos, lo que
    suele analizarse es una medida “estándar”,
    general y unitaria acerca de su nivel de
    competencia. Sólo muy recientemente se han
    ido introduciendo importantísimas variables a
    tener en cuenta, como han sido los diversos

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  37. 44 Seminario de primavera 2004


    Un nuevo enfoque de la competencia lectora
    basado en diferentes tipos de comprensión

    Ponencias

    tipos de textos o diferentes tipos de tareas,
    que han ido permitiendo profundizar en el
    estudio de la competencia lectora. Pero, a
    nuestro juicio, aún quedan otras variables
    muy relevantes como son los tipos de
    comprensión.

    La competencia lectora como un
    producto de tipos de comprensión

    La competencia lectora está más
    estrechamente relacionada con la
    comprensión y con el conocimiento de lo que
    puede parecernos a simple vista. Baste aquí
    tomar prestadas algunas de las acepciones
    que sobre los términos conocimiento y conocer
    se recogen en el diccionario de la RAE
    (2001). Conocer y conocimiento se definen como
    “averiguar por el ejercicio de las facultades
    intelectuales la naturaleza, cualidades y
    relaciones de las cosas; entender, advertir,
    saber, echar de ver; percibir el objeto como
    distinto de todo lo que no es él, presumir o
    conjeturar lo que puede suceder,
    experimentar, sentir”. Conocimiento también
    se asocia a noción, ciencia o sabiduría.
    Tomemos seguidamente otra acepción
    situándonos, esta vez, en un contexto más
    especializado, como es el de la psicología
    cognitiva. Por ejemplo, autores como
    Charness y Schultetus (1999) definen el
    conocimiento como aquella “información
    adquirida que puede activarse rápidamente
    para generar una respuesta apropiada” (p. 61).

    Si asumiésemos todas estas acepciones del
    término conocimiento como complementarias
    en el contexto de una tarea compleja capaz

    de integrarlas como, por ejemplo, leer y
    comprender un texto, podríamos señalar
    entonces que el conocimiento que el lector
    pone en juego lo aplica para entender o
    advertir cualidades y relaciones de las cosas
    acerca de lo que está leyendo (e. g., extraer el
    significado, dotar de coherencia a lo leído,
    aplicar distintos tipos de conocimiento como
    conocimiento del discurso, de la estructura
    del texto o estratégico), percibir la información
    leída como distinta de todo lo que no es (e. g.,
    activar conocimientos tácitos o implícitos y
    hacerlos explícitos mediante inferencias, etc.),
    predecir lo que puede suceder (e. g., recuperar
    conocimiento sobre planes, metas o
    expectativas del lector almacenado en forma
    de esquemas o bajo la forma de un modelo
    mental), y que esa información puede
    activarse muy rápidamente en función de las
    demandas de las que parte el lector (e. g.,
    puesta en marcha de los procesos que
    recuperan el conocimiento previo
    almacenado en la memoria a largo plazo por
    petición expresa de la memoria de trabajo).

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  38. Puede observarse entonces la enorme
    cantidad y tipos de conocimiento que el
    lector posee, que requiere para comprender y
    que mueve para culminar con éxito una tarea
    compleja como la lectura. Esto da muestra,
    además, de la cantidad de recursos que, como
    la codificación y la percepción, la memoria, el
    razonamiento, las inferencias, el lenguaje, la
    atención, la motivación o la emoción, se
    requieren para generar, transferir o mover
    dicho conocimiento. La comprensión implica
    a todo este conjunto de capacidades y
    disposiciones con respecto a un objeto de

    45 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    Un nuevo enfoque de la competencia lectora
    basado en diferentes tipos de comprensión

    Ponencias

    conocimiento. La competencia lectora, por su
    parte, implica a todos estos tipos posibles de
    comprensión en diferentes contextos donde
    pueda producirse.

    Tipos de comprensión adecuados a tipos
    de conocimiento y a tipos de texto

    Cuando se habla de comprensión se suele
    aludir a una categoría única, a un concepto
    singular que encierra todas sus posibles
    acepciones. Algo similar ocurre con los
    términos competencia, conocimiento o texto.
    Pero, en realidad, comprensión, competencia,
    texto y conocimiento son términos que
    engloban múltiples tipos y características. Los
    textos, por ejemplo, han sido clasificados bajo
    muchos tipos o categorías, aunque no
    siempre coincidentes. En general, suele
    asumirse una clasificación más o menos
    estándar compuesta por textos descriptivos,
    expositivos, narrativos, persuasivos y
    procedimentales. Estos tipos de texto
    implican diferentes tipos de conocimientos
    (tanto lingüísticos como no lingüísticos) que
    producen diferentes tipos de comprensión.
    De esta manera, podemos decir que
    comprender un texto narrativo requiere de
    patrones de comprensión diferentes a los
    de, pongamos por caso, un texto expositivo
    como, por ejemplo, un libro
    de matemáticas.

    Los distintos tipos de texto contienen, por
    tanto, diferentes tipos de conocimientos y
    éstos, a su vez, producen distintos tipos de
    comprensión (véase para una revisión León,
    2004). Los tipos de comprensión que

    mencionamos aquí se relacionan con
    diferentes tipos de texto y dentro de los
    posibles contextos donde se circunscribe la
    competencia lectora. Resaltamos los
    siguientes:

    a) Comprensión empática: este tipo de
    comprensión suele aparecer en niños de
    muy corta edad. Mediante este tipo
    de comprensión somos capaces de
    entender los sentimientos y emociones
    de los otros, lo que conlleva una vida
    mental e intencional. Tanto es así, que
    esta comprensión nos lleva
    irremediablemente a identificarnos con
    algún personaje de una historia,
    a introducirnos dentro de su piel
    y a compartir sus sentimientos y
    emociones, sus éxitos y fracasos.
    Implica un conocimiento social
    y culturalmente compartido sobre
    sentimientos y acciones humanas. Suele
    activarse ante la lectura (u oralidad) de
    cuentos, fábulas, leyendas y, en general,
    de todo tipo de narraciones.

    b) Comprensión orientada a una meta:
    muy ligado al anterior, este tipo de
    comprensión también se nutre
    de un conocimiento social y cultural
    compartido, pero en este caso la
    conducta humana del otro se comprende
    en términos de motivos, propósitos e
    intenciones. De esta manera, somos
    capaces de explicar, pongamos por caso,
    la razón por la que un personaje realiza
    una acción o un plan determinado y no
    otro. Además de los textos anteriores,

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  39. 46 Seminario de primavera 2004


    Un nuevo enfoque de la competencia lectora
    basado en diferentes tipos de comprensión

    Ponencias

    algunos artículos de prensa inducen

    también a este tipo de comprensión.

    c) Comprensión simbólica y conceptual:
    este tipo de comprensión se relaciona
    completamente con el lenguaje y sus
    significados (afecta a un dominio
    general) en todos sus niveles (léxico,
    gramática, conceptos, metáforas,
    moraleja...). También abarca la
    comprensión de la estructura, la
    organización y estilo del discurso e,
    incluso, de otros símbolos que, como los
    religiosos o ideológicos, condicionan la
    comprensión final de lo leído. Este tipo
    de comprensión se genera ante cualquier
    tipo de texto, incluyendo también los
    diálogos.

    d) Comprensión científica: este tipo de
    comprensión podría identificarse como
    un subtipo de la comprensión simbólica
    y conceptual, pero adquiere su identidad
    porque se asocia a diversos dominios
    específicos (científicos y académicos) y a
    un tipo de texto también específico: el
    texto expositivo. En este tipo de
    comprensión prima la dimensión
    cognitiva. En ella, las explicaciones
    poseen un fuerte contenido causal y un
    alto grado de abstracción, basándose en
    teorías bien construidas y hechos bien
    articulados que resultan coherentes. Este
    tipo de comprensión promueve un buen
    número de analogías, como también
    induce el uso de un razonamiento
    lógico, analítico y objetivo. Los ensayos,
    los textos académicos, los libros de texto

    y algunos textos discontinuos (mapas
    conceptuales, diagramas de flujo...) son
    buenos ejemplos de los tipos de texto
    que facilitan este modo de comprensión.

    e) Comprensión episódica y espacial: este
    tipo de comprensión se relaciona
    tanto con la información espacial
    descrita semánticamente en el texto
    como con los diferentes tipos de
    expresión gráfica explicitada (fotos,
    dibujos, diagramas, esquemas, tablas,
    mapas...). Implica un tipo de
    conocimiento sobre el mundo que
    demanda, además, una orientación
    espacial. Las partes descriptivas
    y espaciales de los textos, las imágenes
    incluidas en textos continuos,
    así como prácticamente todos
    los textos discontinuos (e. g., cómics,
    tablas, diagramas, dibujos, mapas...)
    requieren de este tipo de
    comprensión.

    f) Comprensión metacognitiva: el lector
    también conoce directamente su grado
    de comprensión, lo que adquiere un
    valor funcional, pues con esta
    información el individuo sabe a cada
    instante si el estudio de un fenómeno
    requiere mayor o menor número
    de recursos o grado de esfuerzo
    cognitivo. Este conocimiento se
    adquiere como fruto de la información
    autobiográfica acumulada acerca de
    nuestras propias cogniciones, sobre
    la forma de orientarla y sobre el control
    que se tiene de las mismas. Se produce
    con todo tipo de textos.

    47 La competencia lectora, clave del aprendizaje


    Un nuevo enfoque de la competencia lectora
    basado en diferentes tipos de comprensión

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